domingo, 1 de enero de 2012

2012

Tras las campanadas y las uvas de 2010, el nuevo año 2011 se presentaba espectacular, brillante, seguro de sí mismo. Parecía que hasta yo mismo lo tenía todo y nada podía estropearlo. Nunca hubiera predicho un año tal como llegué a vivirlo. Tuvo sus altos, sus bajos, sus medios… lágrimas, risas, tristeza…un nuevo año que me deja marcado para bien y para mal.


Enero pasó rápido con un cumpleaños bastante complicado que casi prefiero no recordar. Personas que se interpusieron en mi camino y nunca pedí, ni quise, ni sentí. Tan sólo eran una prueba más, para enredarlo todo un poco más. Carnavales discretos y bastante sufridos por mi parte. Amistades compartidas, lágrimas con noches cortas que sacaron lo peor de mí, aunque la paciencia apaciguó los ánimos. Las clases seguían impredecibles, sacando lo mejor de mí a toda prisa sin siquiera saber si tenía opciones de pasar a 2º. Tras largos meses de esfuerzo, de noches sin dormir, de mucho trabajo laboral y académico conseguí que llegase junio con notas inmejorables para mis bajas expectativas. Mi vida y convivencia en pareja fue un tanto extraña. Todo iba bien, pero no tan bien del todo. Si a alguien tengo que agradecer haber podido abarcar todo es a él, pero sin embargo…algo fallaba.

Junio finalizó con otro sueño cumplido, viaje a Stonehenge. Se terció turbio, pero divertido. Yoda una experiencia llena de sorpresas con personas que conocía, que no conocía y que creía conocer, pero no. Gratos sentimientos y momentos vividos, con toques agridulces en ocasiones. Amigos del pasado durante unas pocas horas, y un paseo por Londres que se me antojaba apetecible. Finalmente se hizo lo que se pudo y esos 5 días dieron más de sí de lo que un día se pensó. Verano turbulento. En julio se rompió mi relación de dos años y medio con muchos motivos, pero sin motivos aparentes. No sé cómo ocurrió, pero la confianza se asfixiaba y yo con ella. La ruptura más dolorosa de mi vida y puedo decir que pocas veces he sufrido tanto por una persona. Se mezclaron tantos cambios que no me veía capaz de seguir adelante. Buscar piso, tres gatos a repartir, reparar y pintar una casa llena de recuerdos, resentimientos escondidos, terceras personas que aparecían demasiado pronto y descubrimientos de una persona que creía conocer, y al final resultó ser algo diferente.

Agosto acabó conmigo… mudanza a la Victoria, una de las montañas más despobladas de la isla en la que iba a vivir desde entonces. Sin cobertura, sin internet, sin redes sociales. Tan sólo yo y mi circunstancia. Todo en cajas, mi vida, mis sentimientos, mi orgullo. A mitad de ladera me instalé a pasar frío y humedad. Comenzaron las clases y decidí tomar una de las decisiones más acertadas que podía tomar (dividir el curso en dos) para hacer las cosas con calma. Se me solapó uno de los peores meses del año (tan sólo superado por el fatídico julio) en el que estuve semanas convaleciente con operación incorporada. Dolor físico en su máximo esplendor y pidiendo favores a diestro y siniestro para que las cosas no fueran tan mal. Ya ni recuerdo a quién más he de agradecer ni la de veces que tendré que volver a hacerlo, pero ciertamente sin ellos no hubiera superado ese bache. Todo terminó a mitad de octubre, que tuve que ponerme al día para que las clases fueran algo mejor. Afortunadamente pude organizarme mejor y poco a poco iba viendo resultados que no esperaba en absoluto.

Quizá lo más positivo del año fue la recuperación del cáncer de mi padre, que tras el tratamiento pareció remitir y esperamos sigue sin empeoramientos inesperados. Con los nervios a flor de piel y manteniendo la compostura para que las cosas fueran mejor de lo que podíamos llegar a esperar. Mi nuevo sobrino nació, más pronto de lo esperado, pero bienvenido igualmente. Tras largos días en el hospital y sufrimientos colaterales incontables apareció el segundo peque de la familia. Después de todo lo ocurrido era la mejor noticia que podía venir y ciertamente superó expectativas. Ya era hora de contar con nuevas altas sin tener que sufrir bajar de ningún tipo. Lo siguiente más positivo vino en forma de persona. De esas que aparecen de repente como hadas para salvarte de situaciones al límite. Afortunadamente me salvó de mi mundo sin aire sin apenas conocerme. Poco a poco se fue metiendo en mi vida, y ahora tiene su hueco holgado en mi corazón y para quedarse. A partir de ahora todo en manos del tiempo, espacio y destino. Gratitud infinita y desinteresada que ya no hay palabras que la hagan fluir. Lo tercero más positivo del año fueron unas notas espectaculares con las que no podía ni soñar. No se trata de un número, sino del esfuerzo que vino atrás, de cómo fui capaz de superarme por fuera, estando tan desequilibrado por dentro. Hoy, y después de todo lo que ha ocurrido, tengo claro que seré intérprete y tan sólo una lesión física podrá impedirlo. No hay duda.

Noviembre y diciembre pasaron fríos, apurados, estratégicos y apenas pude saborearlos. Mi escasa economía me alejaba de toda vida social y luchando día a día por ahorrar unos céntimos parece que el final del año está siendo un tanto positivo para mi bolsillo. Me he quitado varias personas que no tenían cabida en mi vida, que no soportaba y detestaba profundamente. He hecho que signifiquen aún menos de lo que antes lo hacían y lo mejor de todo es que me he vuelto impermeable a sus insolencias y envidias. 2011 ha resultado ser bastante variado, pero para mí no lo suficientemente positivo como debería. Me quedo con que no ha habido ninguna despedida inesperada en forma de baja, que ya parecían ser habituales años atrás. 2011 fue sabio, pero también me hizo daño. Ahora espero que 2012 sea un año especial, lleno de proyectos conseguidos, de metas logradas, de objetivos alcanzables y de salud para poder realizarlos. Tan sólo me conformo con que no me aleje de lo que me gusta hacer, de la lengua de signos, del tenis, de mis amigos, de mi familia, de mi trabajo y que todavía me quede tiempo para celebrarlo. Igual es muy pretencioso, pero ¿quién dijo miedo? Bienvenido al fin, 2012.

No hay comentarios:

EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE