domingo, 15 de enero de 2012

UNA NOCHE EN OTRO MUNDO (16/04/2007)

Estaba escrito en las estrellas, pero nadie lo sabía. Es extraño cómo son las cosas. Todo está planeado en el cielo, pero aquí abajo, en la tierra, todo es una aventura.

Suelo ser de los que planea las cosas, calculando el espacio y el tiempo. Pendiente de cada detalle, y procurando que todo salga bien.
Esa noche fue bien distinta. Aprendí que la espontaneidad puede ser sorprendente, agradable y divertida. Ahora dejo que las cosas surjan solas. Dejo que todo vaya como tiene que ir, y mientras, observo como cada momento pasa por delante de mis narices.
Ese día fue el número dos de una historia que me marcó. Veníamos de una noche muy especial, y nos esperaba un día mucho más mágico.
Nos hospedábamos junto al mar; dos extraños que se conocían y no se conocían. Sabían muchas cosas y no sabían nada. Se querían y a la vez no se querían. Era una paradoja en sí misma.
Todo comenzó en el coche, destino al sur de los deseos. Zonas que desconozco, paraderos que me asustan, y paisajes de otra ciudad. Era tan mágico que nunca pude describirlo con palabras, pero mi cuerpo sentía cada movimiento y disfrutaba de cada instante.
Comiendo manjares de otro planeta, junto a la luz de la luna y con uno de los hombres que más me ha marcado en la vida. Todo perfecto, inmejorable, o al menos eso creía yo.
Reposando después del banquete, cerramos nuestras vidas en unas hamacas que rebosaban energía positiva. Historias venían del este y del oeste. De dos continentes diferentes y que hacían que me hundiese más en el alma de aquel ser.
Ya no había moros en la costa, así que decidimos acostarnos en aquella cama en forma de habitación. Enorme, cómoda, y mágica. Inmortalizando momentos, y repartiendo besos. Todo perfecto.
Entonces vinieron ellas. En forma de terremoto, de nube de humo, de fuego en llamas. Vinieron a abordar nuestra habitación y a llenarla de carcajadas.
Seguro que tenían sus historias en casa, sus caminos encontrados y sus senderos habitados. Todas venían de distintas casas, pero unidas en el alma. Con distintos propósitos en la isla, pero con una meta en común, sonreír siempre. Pasados bien distintos, y sufrimientos pronunciados, pero esa noche estaba prohibido hablar de momentos tristes. Mujeres de pies a cabeza, con admirables vidas por descubrir.
Nosotros solamente sonreíamos, no sabíamos porque, pero nos reíamos. Era imposible estar serio en aquel torbellino de alegría y diversión. Poco a poco el tiempo fue acercándonos más, el alcohol dejaba el pudor de lado, y las barreras ya no existían.
Extraños de distintas edades me rodeaban, y no sentía miedo. Hubo un momento en el que pensé que alguien me pellizcaría la mejilla y me despertaría del sueño. Creí que sonaría el despertador y todo se desvanecería, pero no fue así. Era tan real como la noche anterior. Todo estaba a mi favor. Personas increíbles me hablaban de todas partes y yo apenas decía nada.
Después de no dejar de reír, de bromas y de compartir buenos momentos, las luces se apagaron. Grosería como ninguna que nos hizo reír una vez más. Salimos casi saltando a dar un sorbo de cava. Obviamente la noche acababa de empezar. Cambiamos de ciudad. Esta vez un lugar más concurrido, que yo tampoco conocía. Me sentía un ignorante entre tanta madurez, pero disfruté el momento. Sólo me dejaba llevar.
Persecución de coches y la noche a nuestro favor.
Bailando se nos fueron las horas. Cientos de caras girando a nuestro alrededor, y nosotros los amos del escenario. Complicidad en el ambiente y nuevas caras que grabar en el corazón.
Terminada nuestra misión esa noche, llegó el amanecer. Sin tiempo para recapacitar decidí cantar el resto del camino para espantar a Morfeo y que no viniese a por mí.
Cuando dejé el volante, caímos rendidos en la cama, mi chico y yo.
El tiempo ha pasado y aún ese día sigue nítido en mis recuerdos. Cada uno en un punto cardinal, pero unidos por un momento del ayer. Y estoy seguro de que un día, muy pronto, volveremos a tener una mágica noche. No como esa, porque cada instante es único, pero sí una noche mucho más maravillosa que aquella.

No hay comentarios:

EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE