miércoles, 28 de septiembre de 2011

VOICES...

Se rompe por dentro. Poco a poco termina por desintegrarse hasta que se convierte en un puñado de polvo sin nombre. Tan sencillo como un poco de brisa para hacerlo desaparecer en unos segundos. Formando un todo con el viento se acaba para siempre. Una voz que nunca supo qué decir, que dijo lo que no pretendía y que cuando calló...no se puede explicar lo que pasó cuando cayó. Fue tan repentino, tan oscuro e incierto que acabó perdiéndose en la nada. Un mercado para voces silenciosas que no saben aprender a vivir, que no continúan. Se rompió del todo; era inútil y se rompió. Dicen que las cosas que no sirven se tiran a cualquier basurero, y no encuentro ninguno que contenga mi voz. ¿Para qué la necesito ahora? Yo ya puedo hablar con las manos, con el cuerpo, con los ojos. Puedo decir lo que me plazca con mi anatomía y aunque mi voz haya quebrado...mi alma sigue intacta, y eso me basta.

lunes, 26 de septiembre de 2011

PORQUE...

Porque nadie me emociona como ella. Porque es lo único que me ha consolado en los últimos treinta días, porque me hace salir del agujero más profundo y me permite querer ser yo. Porque me ha enseñado que todavía me puedo erizar, puedo querer, puedo sentir cosas bonitas. Porque aunque la vida me guarde palos, yo sé que puedo vencer al miedo. Porque no sigo teoremas ni teorías, tan solo vivo a través de sus notas, de sus letras, de sus acordes. Porque hasta ahora ninguna voz grave me transmitía nada. Porque después de todas las pérdidas, las despedidas forzadas, las lágrimas marchitas…después de todo eso…aún es posible un mañana. Porque me hace feliz, me da ganas para seguir, energía para vivir. Porque con esto no gano nada, pero para mí es importante. Porque nunca antes había podido crecer con el tiempo, sin haber sido forzado. Por dejarme madurar sin destiempo, por no dejarme cegar por las cosechas, por mimar todo lo que tengo.  Porque desde que supe de ti ya no le temo a la muerte, amo la vida, y mis días son arco-iris. Porque he aprendido que dentro de este pecho cabe mucho más que en cualquier mundo entero, porque puedo dar sin miedo, creer sin miedo, empezar en cualquier lugar sin miedo. Porque siempre hay salida, siempre hay alternativa, siempre hay opción para no caer en la monotonía. Por hacer que mis cuentas atrás sean menos tediosas y por enseñarme a aceptar que aunque parezca un loco, debo ser fiel a mis principios…que después de todo es lo único que cuenta. Porque la coherencia es mi consejera, porque la verdad es mi sello de identidad, y porque con las lágrimas no se llega a ninguna parte…aunque esto aún debo aprenderlo mejor…

LEY 48

"SOLO UN TONTO PUEDE REPRODUCIR LA OBRA DE OTRO TONTO"

sábado, 24 de septiembre de 2011

MENDRUGO DE PAN


Enquistado de nuevo, con latigazos marcados en cada rincón de mi cuerpo. Sigo sin saber qué demonios hago aquí. Me acostumbré a jugar por la consolación hasta que descubrí que solo se perder. Ni todos mis triunfos en el azar me salvan de ser un reo sin poder. Y aquí me planto frente a mi pobreza dándole vueltas al coco para comprender el desequilibrio que ven mis ojos. ¿Cuánta mala suerte me puede azotar sin despedazarme? Que venga ahora un Coelho o un Bucay y me digan que busque el yo interior, la paz y la positividad de las cosas. Que se acerquen que los rajo. Lejos de la pena, el dolor y el llanto…siento aquí dentro algo nuevo. Tampoco es mi amiga la impotencia; se trata de doña rabia, que ha venido a visitarme. Hace que me importe una mierda a la hora de escribir, me hace querer salir con una pistola a volar cabezas, con una catana para desmembrar cuerpos, voces.

Es ahora mi desdicha la que habla, que me dice que todo ocurre por una razón. Pobre ingenua…se ve que no ha padecido los dolores que he tenido que vivir. Dolores en el cuerpo, en el alma, en el corazón, en las entrañas, en cada fibra de mi ser. Ya me duele hasta mi silla, mi mesa, mi puerta, mi voz, mi ropa…me duelen mis libros. Duele todo tanto que si deja de doler parece que no soy yo. Me obligan a caminar por un lugar en el que me apedrean constantemente. Cada vez voy más despacio lamiéndome las heridas, pero me veo en un punto de no destino y no retorno que no me deja más que sed en la boca, lágrimas en los ojos, y mentiras en los oídos. Mientras tanto el mundo gira, sigue su curso como si yo no fuera más que una mosca posada en una gota de miel…muriéndose dulcemente.

No sé a quién odiar, ni hacia dónde correr, pero Clarita se cansó de la silla de ruedas, de las piernas doloridas y de las barreras constantes. Me cansé de las Heidis alegres que me rodean que no saben lo que esconden mis ojos y me hablan de pena y frustración cuando no la han visto ni en el televisor. Escucho frases absurdas que ya no saben a nada y me encuentro pensando en todo lo que quiero y no digo para no volverme loco. Solamente deseo estar tranquilo, solo, en silencio…sano, sobre todo sano. Como si el futuro me guardase ya pocos ataques de migraña, pocos problemas de espalda y pocos dolores de testículo, el destino todavía me obsequia con nuevas intervenciones que me matan por dentro. Me quitan días y noches, que para alguien solo son pausas, pero para mí son 24 horas de vida, de luz, de movimiento.

Si me roban mi tiempo me lo roban todo. No soy, no siento. No tengo cara ni cuerpo si no puedo correr, saltar, reír a carcajadas. Créeme que lo intento, quiero buscarle el lado bueno, pero hoy es que no lo encuentro. ¿Acaso está en mi tintero? Oscuro desde aquí lo veo, y no parece que vaya a salir de ahí por sí solo. La positividad quedó en anulación, en aniquilación, en tres sentidos en vez de seis. Muero postrado en una cama…me mata el coco, de tanto pensarlo, de tanto agobiarlo, de tanto dormirlo y drogarlo. No puedo engañarme a mí mismo…ya no quiero jugar al traidor. Seguiré acostado boca abajo escuchando lo que debería haber hecho, lo poco que falta para que acabe y con perspectivas isométricas de realidades surrealistas que ni siquiera un Dalí enfurecido se atrevió a pintar. Y yo todavía sin Gala…sin gala ni gloria sí que estoy…maldiciendo al cielo y al infierno.

Convertido ya en un mendrugo de pan duro salgo a la calle para descubrir que ya no puedo ser ni una triste torrija. Sin huevos, leche y canela no soy nadie. El viento me desmigaja hasta que desaparezco, si me mojan me deshago y si me dejan quieto termino por acabar en la boca de algún perro hambriento. Nadie se me acerca, como si se tratase de un mundo de celiacos que huyen despavoridos de mi vida. Ennegrecido de tanto quemarme al final parezco una teja de carbón ignífugo o una piedra pómez sucia de río. Me pisan y apenas digo nada más que un maullido y creo que hasta yo soy alérgico a mi propio gluten, que ni yo mismo pedí jamás. Los Hansels y Gretels del universo me odian y  ni siquiera los rodillos quieren darme una nueva vida, o darle fin a la antigua para terminar rebozando carnes. Los hornos no me dejan entrar, las panaderías me ignoran…así no puede haber futuro…pequeño mendrugo…

LA CUENTA ATRÁS

Viviré para contar que rayos hago aquí.
Yo jamás imaginé que el mundo fuera así.
Soy consciente de que aquí no hay nadie con moral.
Despegaré, me largaré a otro lugar.

Y poder volar sin miedo a caer.
No habrá gravedad que atraigan mis pies.
Ver la Tierra al fin, como un punto azul preciso.

Vuelo 547, el cohete va a empezar la cuenta atrás, la cuenta atrás.
Vuelo 547, el cohete va a empezar la cuenta atrás, la cuenta atrás.

En la torre de control, no paran de gritar.
Nadie vio al polizón en la nave espacial.
Y ahora tratan de impedir que en la televisión le muestre al mundo su pudor, la situación.

Un minuto más y atravesaré ese espacio azul que siempre soñé.
Y en la oscuridad lloraré al sentir que soy libre.

Vuelo 547, el cohete va a empezar la cuenta atrás, la cuenta atrás.
Vuelo 547, el cohete va a empezar la cuenta atrás, la cuenta atrás.

Me elevo, me elevo, me elevo hacia el Sol.

Satélites sin Dios, ni razas con poder.
La Órbita Lunar parece un buen lugar, no voy al volver.

Vuelo 547, el cohete va a empezar la cuenta atrás, la cuenta atrás.
Vuelo 547, el cohete va a empezar la cuenta atrás, la cuenta atrás.

Me elevo, me elevo, me elevo hacia el Sol.
Me elevo, me elevo, me elevo hacia el Sol.

Mercedes Mígel Carpio

 

miércoles, 14 de septiembre de 2011

THE HOLLOW

El muñeco se volvió demasiado emocional con el paso de los años. Me atrevería a decir que poseía un saco gigante en su interior en el que almacenaba cientos de sentimientos, de vivencias, de secretos. Justo con el de Mary Poppins; infinito, interminable, devastador. El saco contenía gavetas con etiquetas solapadas en el manillar. Cada una resumía su contenido: “emociones”, “amores sin terminar”, “dolor abrasador”…hasta llegar a un último compartimento mucho más grande que los demás, que rezaba así: “No abrir jamás, Pandora en su interior”. Sentía tanta curiosidad por destaparlo aunque solo fuese por una esquina que mi misión final, en vez de amarle y hacerlo feliz…se convirtió en desvelar el interior de aquella gaveta misteriosa. ¿De quién era esa letra escrita en cada cajón? Parecía provenir de la misma persona.



Con el paso de los años me hice un hueco en su interior. En su pecho se fue creando un archivo con mi nombre que crecía con mimos, caricias, palabras bonitas. Desde ese archivo podría acceder al contenido de aquel lugar misterioso, tan solo necesitaba que creciese un poco más para tener vía libre en todo su cuerpo. Exteriormente ya me pertenecía, pero hacerse con las entrañas de un hombre es tarea bastante más compleja. Así que seguí mintiendo, diciendo palabras que no sentía, fingiendo sentimientos que leí alguna vez en libros de amor, tocando temas que desconocía de forma práctica. Mi archivo incrementaba a la vez que mi curiosidad. ¿Qué podría guardar un hombre de 27 años en un sitio tan escondido, en un lugar tan oscuro, en una caja tan bien sellada? Algo importante seguro, algo que habrá marcado su vida para siempre.


Casi llegado el momento paseé a su alrededor acariciando el material de la gaveta, que parecía hecha de una tela viscosa y dura, casi impenetrable. Me acerqué pegando mi oreja por si escuchaba algún latido, alguna palabra, algo que me revelase el contenido. A la hora de la verdad tuve miedo…como si algo me dijese que no debía desempolvar aquello, pero mis ganas pudieron más y no fui capaz de controlar mis manos. Con fuerza tiré de aquella gaveta que no se abrió. Lo intenté con todas mis ganas y no conseguí nada. Se me ocurrió una idea y la llevé a cabo. Arranqué una de sus costillas de su pecho, la más pequeña para que no sintiera mucho dolor, y con ella hice palanca para abrir aquella caja. Finalmente y para mi sorpresa…la gaveta cedió. Con mis cinco sentidos a flor de piel me introduje en su interior…


Nunca imaginé que podría ocultarse algo así, tan tenebroso, tan maquiavélico. La gaveta estaba llena de vacío. No había nada en su interior. Un silencio ensordecedor que me taladraba poco a poco. ¿Acaso un ser humano podría abarcar tanto vacío en su interior? ¿Se podría llenar a alguien con tanto vacío? Me dolía todo, estaba muy oscuro, hacía mucho frío. Nunca debí abrir esa caja… Con un poco de suerte podría colocar todo en su lugar sin que él se diera cuenta. En cuestión de segundos el vacío se propagó por todo su cuerpo dejando el cajón totalmente al descubierto. Ya no habría vuelta atrás, debía salir de su cuerpo. En un intento de huir me quedé anclado dentro de la gaveta sin opción a mover ningún músculo o hueso de mi cuerpo. Vi una mano gigante que se acercó y volvió a cerrar la gaveta sellándola con una materia pastosa y maloliente.


Cuando volví a despertar me encontraba en un lugar frío, oscuro, interminable. Ya podía caminar, pero no llegaba a ninguna parte, no salía de ningún sitio…estaba atrapado en su interior. ¿Acaso estaría destinado a pasarme ahí dentro el resto de mi vida? Su vacío realmente era muy poderoso, pero si él me quería de verdad no sería capaz de encerrarme dentro de sí para siempre. ¿Qué clase de ser humano preferiría llenarse de la nada, del vacío dejándome a mí abandonado para siempre en su alma? Ciertamente me equivoqué de persona. La curiosidad venció al amor, el dolor venció al vacío, la ambición venció a la vida…


-Mientras tanto, por fuera alguien había pegado una nueva etiqueta: “Grandes Decepciones”.

CAMINOS A LUGARES SEGUROS

Quizá la mayor facultad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor. El pensamiento clásico nos enseña las cuatro puertas de la mente, por las que cada uno pasa según sus necesidades.


La primera es la puerta del sueño. El sueño nos ofrece un refugio del mundo y de todo su dolor. El sueño marca el paso del tiempo y nos proporciona distancia de las cosas que nos han hecho daño. Cuando una persona resulta herida, suele perder el conocimiento. Y cuando alguien recibe una noticia traumática, suele desvanecerse o desmayarse. Así es como la mente se protege del dolor: pasando por la primera puerta.

La segunda es la puerta del olvido. Algunas heridas son demasiado profundas para curarse, o para curarse deprisa. Además, muchos recuerdos son dolorosos, y no hay curación posible. El dicho de que “el tiempo lo cura todo” es falso. El tiempo cura la mayoría de las heridas. El resto están escondidas detrás de esa puerta.

La tercera es la puerta de la locura. A veces, la mente recibe un golpe tan brutal que se esconde en la demencia. Puede parecer que eso no sea beneficioso, pero lo es. A veces, la realidad es solo dolor, y para huir de ese dolor, la mente tiene que abandonar la realidad.

La última puerta es la de la muerte. El último recurso. Después de morir, nada puede hacernos daño, o eso nos han enseñado.

Patrick Rothfuss (El Nombre del Viento)

jueves, 8 de septiembre de 2011

VEINTE

"UNA VEZ TERMINADO EL JUEGO, EL REY Y EL PEÓN VUELVEN A LA MISMA CAJA".

MI TÚNEL

Todos nos encontramos en un túnel que debemos recorrer. A veces solo, a veces acompañado, a veces incluso nos marchitamos en él sin movernos…nos dejamos morir. Mi túnel ha sido oscuro, de colores, transparente. Hoy no sé exactamente cómo es porque ya no suelo mirar el techo, pero sí sé que todavía no consigo ver la luz. Poco a poco se estrecha y sin darme cuenta me voy asfixiando con mi misma existencia. En ocasiones hasta caminar me duele, como si lo hiciera por un sendero de espinos que abren grietas en mi piel para verlas sangrar. Me cuesta respirar tanto que el aire me quema con su frío, como cuchillas en el pecho. Por mi túnel he caminado despacio, deprisa, de rodillas y hasta me he arrastrado. Incluso he retrocedido alguna que otra vez; más de las que me gustaría contar, debo decir, pero ya no puedo arrepentirme. Mi túnel es débil, quizás hecho de algún material nada impermeable que deja que la lluvia lo atraviese hasta ahogarme. Si hasta la lluvia, mi fiel compañera, me hace daño ¿quién no lo hará después de todo? Creo que está hecho de tela, y por eso el sol también llega a quemarme en ocasiones. Yo lo intento disfrazar de hierro para simular que camino más seguro, más sereno, pero ni yo mismo me lo creo…nunca he sabido mentir.


Llevo tanto tiempo encerrado en ese túnel que empiezo a cuestionarme el significado de seguir andando, de avanzar. ¿Para qué sirve aquella luz que muchas otras personas alcanzan a ver? ¿Qué aguarda al otro lado? Llevo tanto tiempo buscándome que no creo que me encuentre ni con una luz blanca alumbrándome. Sin embargo, mi camino es oscuro y frío. Escucho voces que me animan, que me miman, que me cuidan, pero no entiendo cómo un sonido puede dar calor. Ocupado en mi camino, pero desolado en mi interior. Con palabras que me acompañan, pero caminando completamente solo. Me pregunto si los túneles de mis seres queridos son justo como el mío. ¿Acaso lo caminarán al ritmo de mis pasos? Supongo que cada túnel es un mundo. Confío en las bifurcaciones, en los cambios de sentido, en las rasantes que ayudan a terminar con la monotonía del día a día, con la incertidumbre de pasarme la vida completa de la misma forma. Espero alguna banda sonora que me haga caer de una forma distinta, un semáforo que me diga cuándo continuar, un stop que me detenga para siempre, o cualquier otra maldita señal que tenga un nuevo significado en mi vida.

Acaso no es soberbio el destino, que se mantiene recto en sus decisiones y manda castigos constantemente a cada pecado que realizo. Se empeña en lanzarme rocas, en tirarme falsos techos encima, en derrumbarme de cualquier forma. Mi túnel se convierte en un plato de gelatina que tiembla con cada pequeño paso, que amenaza con derretirse en cualquier momento, que me obliga a coger carrerilla de puntillas por si el viento me ataca de nuevo. Sin brújula que me guíe, con la cabeza llena de escarcha del invierno y serrín congelado en su interior. Mis neuronas son copos de nieve que ya no piensan, y mi corazón en vez de latir se rompe con el cambio de estación. A veces pienso que mi túnel pertenece a otra persona más fuerte, más valiente que yo. Igual mi túnel es un camino de rosas y mariposas que puedo pasear alegremente mientras canto, pero algo no me permite encontrarlo. Quizás mi túnel no sea más que producto de mi imaginación y realmente me encuentre en una habitación con cuatro paredes que me aíslan de todo sentido. ¿No todas las paredes han de tener ventana?

lunes, 5 de septiembre de 2011

LA ESTRELLA QUE HABITO



Miré hacia arriba como quien cierra los ojos…sin esperar nada, pero esperando todo en el fondo. En cuestión de segundos, un corazón destrozado es capaz de atraer cualquier cosa. Y ahí arriba se encontraba. Aquella estrella que brillaba más que las demás. Era tan resplandeciente que centró mi objetivo y no me dejó contemplar nada más. Olvidé mis razones, mis motivos, mi todo durante unos segundos. Rápidamente le puse nombre: “Antires”, así se llamaría a partir de ahora. Sin dudar un segundo me acerqué a ella queriendo tocarla, pero mi timidez tan solo me permitió mirarla fijamente, como embelesado por un hechizo mal hecho. Escuché una voz que me resultaba familiar. Al despertar de mi ausencia la vi mover los labios. La estrella osó dirigirse a mí sin miedo alguno. Yo, una estrella que llevaba días viviendo sin luz propia, a la sombra del resto del firmamento. ¿Por qué yo? Me pregunté. Tartamudeando le contesté de forma estúpida algo que no había preguntado. De repente se creó esa aureola que solo yo pude ver. Era tan especial, tan única que no pude pronunciar palabra en unos minutos. Unos pocos minutos bastaron para darme cuenta que me encontraba ante una estrella peculiar. Antires llevaba historia en sus ojos, agua en sus retinas, lágrimas escondidas en su alma. Una sufridora, justo como yo. Sin embargo, parecía tan alegre a simple vista que me confundía cada vez más.



El tiempo pasaba y nosotras desde lejos hablábamos con destellos, con tonalidades, con colores. Descubrimos que éramos casi almas gemelas, que teníamos los mismos gustos, que veníamos del mismo lugar apenas sin habernos cruzado. Curioso cómo algo tan simple como conocernos podía llevarnos horas que se hacían minutos. La recuerdo perfectamente, aquella risa era encantadora. Sin quererlo revelé mis secretos, conté mis infelicidades, mi mal perder, mi desdicha en el amor, en la vida, en la muerte. Hice una montaña con batallas ganadas, enseñé las medallas al perdedor y me quedé desnudo del todo…sin escudo, sin defensa. Antires me abrazó y me entregó su historia envuelta en lazos rojos ensangrentados, en guerras imposibles de ganar, en sueños que jamás se podrán cumplir, pero recubiertas de un aura de esperanza y ganas de vivir que no se podía igualar. Fue tan poderoso lo que sentí que tuve ganas de vivir, de volver a brillar, de caer en algún planeta como hacía cuando era fugaz. El tiempo, el espacio, todo tenía sentido ahora. Un carácter arrollador que me cautiva, que me encanta, que me hechiza. Tengo tanto miedo que no me veo capaz de acompañarlo muy de cerca, por si lo corrompo con mi torpeza, por si lo humillo con mi maldad, por si lo ensucio con mi verborrea. Me limito a seguir aquí, viendo cómo pasan los sucesos ajenos. Me entretengo viendo estrellas de diferentes intensidades enamorándose. Yo no puedo…


Desde entonces no me veo sino solitaria en mi destino. Quiero estar sola para volver a destellar, a eclipsar, a ser quien yo solía ser. No puedo seguir una luz cuando no puedo iluminar la mía propia, pero ojalá Antires sea capaz de esperar…por si la vida nos vuelve a reencontrar, por si la humanidad decide unirnos al pasar. Estamos a un cometa de lejos, a un suspiro de cerca. Cada noche la veo allí a lo lejos mientras seguimos contando historias absurdas que solo a nosotras nos apasionan. Las boberías que ninguna otra estrella comprende, los chistes que solamente a nosotros nos hacen reír. Miradas cómplices, roces de luz por casualidad, a propósito…escondidos en la oscuridad, pero visibles para los seres humanos. Ahora ya no puedo dormir por la noche, sino brillar sin parar para que Antires me vea, para que se dé cuenta que me estoy buscando, que me quiero encontrar, que de verdad lo intento. ¿Quién soy? ¿Adónde voy? ¿Qué quiero? Se me oscurece todo en la noche, en el día. Los arco-iris me confunden, las nubes me nublan, el sol me ciega. ¿Dónde encuentro las respuestas que necesito? Al igual puedo hallarlas donde me dijo aquel sabio que me visitó algún día… todavía recuerdo su despedida: “todas las cuestiones de la vida se encuentran escritas en las estrellas”. ¿Y mis dudas? ¿En qué estrella estarán?

EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE