Nadie habla en serio, las frases tienen significado opuesto y la gente ha dejado de quererse porque sí. Los Canarios persiguen a los perros y los leones huyen despavoridos de las cobayas. El agua baja hacia arriba y las nubes se tocan sin levantar las manos. Un mundo que desconozco por completo; del que no quiero formar parte ni un segundo más. No existen los sexos, sino los tipos. Aún se desconoce la bondad, la sencillez, la sinceridad. Se subestiman dogmas de antaño, mientras que las realidades se han borrado del papel, ya no existen.
Los humanos ya no razonan, tan sólo obedecen a las plantas que son sus dueñas. Ellas son las cabezas pensantes de este planeta contaminado de irracionalidad. Nadie se queja, nadie opina, nadie dice...todos callan, solamente silencio y locura. Abro la boca y no puedo hablar, no puedo decir nada, no puedo gritar. Me pongo triste y no puedo llorar, no puedo expresarme de ninguna de las maneras. Las piedras caminan a mi alrededor y me dan patadas o me tiran hacia ventanas.
Parece que llevo días andando y no me he movido de mi lugar, no soy nada, a nadie le importo. De repente la tierra de abre en dos y caigo por una de las gritas. Permanezco en caída libre por tiempo indefinido sin saber qué puedo hacer. Cuando menos lo espero escucho un temblor mientras veo cómo el terremoto me sepulta entre una de las capas del planeta, significando menos que el más pequeño de los microbios. Y ahí permanezco congelado hasta el final de los tiempos, pensando en qué ha pasado y por qué he acabado así.
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