lunes, 25 de enero de 2010

WOUNDING


Las heridas son algo sobre lo que he aprendido mucho y nunca se sabe demasiado. Las causan personas, cosas, hechos, palabras, movimientos, accidentes, etc. A mí las que más me duelen son las de traición y accidentes.
Las de traición porque son inesperadas y profundas. Llegan de repente y se clavan hondo como si fueran un puñal. A corto plazo no se curan, sino que se infectan de mentiras, de trampas, de maldad. Poco a poco vamos descubriendo que la herida no solo es profunda, sino que además se va extendiendo y no se puede controlar. Una vez terminado el dolor hay que curarla con muy buena compañía, con mucho tiempo y con perseverancia, porque la paciencia ya no sirve de nada. Esta herida la causa un ser querido, un gran amigo, una persona que se estima en exceso, pero que lleva máscara de carnaval veneciano; tan bonita que no nos damos cuenta que se esconde tras ella. Nos hace estúpidos y absurdos.
Las heridas de accidentes son las más injustas del mundo. Llegan en forma de casualidad, de sorpresa y giran de tal forma que en ocasiones parece que es culpa del que las sufre. Finalmente acabamos solos lamiendo nuestra propia herida porque no tenemos a nadie alrededor que nos arrope y el causante ha vuelto a seguir con su vida. Son crueles y despiadadas, como el destino muchas veces.
Las heridas de operación también son injustas, pero vienen más de la mano de la suerte que del destino. Suelen tocarle siempre a las mismas personas y no cesan ni aunque se vaya la mala espina. Duelen porque son diferentes, físicas y feas. Son heridas que te cura la medicina, un extraño o el tiempo. Pueden empeorar con facilidad y en alguna ocasión derivan en catástrofe. Yo suelo respetarlas bastante para que no detengan mi vida durante mucho tiempo, pero a veces se ponen a jugar y me dejan convaleciente durante más tiempo del que imagino.
En un mundo tan frágil como éste, cualquier cosa se convierte en herida. La mejor opción es llevar a cuestas el botiquín de emergencias y construir un escudo invisible en el alma que nunca nadie pueda ver jamás. Ni siquiera el ser más noble del planeta.

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EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE