SLAZENGER

Hay cosas que es mejor no haber visto o escuchado. Hay cosas que es mejor que nadie jamás las cuente y todo ello nos lleva al mismo punto siempre...volver a recordarlas. Son momentos que se han quedado grabados y que inevitablemente aparecen en nuestra mente sin darnos cuenta. Muchos de esos instantes (por no decir todos) han servido para algo positivo. O bien han enseñado alguna lección, o nos han hecho más fuertes, o nos han revelado la verdad (guste o no). Para deshacerme de ellos lo mejor es convertirlos en un balón y tirarlo a cualquier azotea.
Uno de los peores sin duda es haber visto a mi madre y a Julio cuando fallecieron. Es una imagen totalmente distorsionada a la realidad. Peor aún cuando ha ocurrido de repente y aún con miles de cosas en la mente. Son imágenes que nunca se borrarán. No es que los recuerde de esa manera, pero el instante ha quedado grabado a fuego en mi memoria.
Otro momento digno de mención es cuando descubrí a mi ex en un centro comercial acompañado por mi "ligue", que "casualmente" se habían conocido y los dos sabían la unión del triángulo y ninguno fue capaz de decirme nada. Suelo tener práctica en esto de ser el último en enterarme de las cosas.
Del que probablemente más aprendí fue tras haber descubierto que mi actual pareja no solamente me había dejado sin razón aparente ni lógica, sino que a los días descubrí que se había estado viendo con otras personas que conocía del chat y quién sabe de dónde más. Y parecía un corderito...
Siempre digo que las mejores noticias vienen por terceros. Luego se va descubriendo la trama y las razones o mentiras, pero los terceros son los que sin quererlo o queriéndolo abren la caja de pandora. Así fue como años después, por un tercero, descubrí que mi ex estuvo a dos bandas "cepillándose" a uno de mis mejores amigos. Menos mal que en ese momento ya no me hablaba con ninguno de los dos porque hubiera sido bastante interesante la conversación.
Se pueden añadir los cientos de momentos de decepciones amistosas a lo largo de los años, unido a los desamores, al dar sin recibir, al decir cosas de las que luego nos arrepentimos (pero aún así se dijeron), y a otras tantas situaciones y conversaciones que nos llevaremos a la tumba porque nunca olvidaremos. El único consuelo es poder contarlas entre copas cuando uno ya está borracho y tenemos a alguien al lado que diga: "Bueno, pero eso ya es el pasado y tú vales mucho para seguir dándole importancia a esa gentuza. Yo te quiero mucho y estoy seguro de hay mucha gente que te aprecia y piensa lo mismo que yo". Y aunque muchas veces sea la típica frase predefinida...prefiero pensar que es de corazón.