2009

Empezó discreto y tímido. Cerré los ojos, y mientras parpadeaba y los abría me di cuenta que estábamos en septiembre. Más de medio año voló hacia el pasado y el 2010 a la vuelta de la esquina.
Parece que Julito se fue hace años luz y el viaje a Sudáfrica queda a lo lejos, en la memoria...como si hubiera tenido lugar hace diez años. Esa sensación de nostalgia cuando vemos todo el tiempo que ha pasado tan deprisa y lo echamos de menos. No tengo la sensación de haberlo aprovechado o detenido. El tiempo sigue corriendo y no importa lo que queda atrás. El mañana no está aquí hoy y todo mi pasado tan sólo es una cuestión de tiempo.
Mi cumpleaños, de mudanza, carnavales, África, Jose, Toñi, mi familia, Navin me dejó, momentos delicados, nueva convivencia, París, Fran, Lanzarote, Estíbaliz, Saday, la playa, el sol, el trabajo... Todo me queda muy lejano. No es que sienta que he perdido el tiempo, pero sí que creo que no he disfrutado de cada momento como debería haberlo hecho. Posiblemente se deba a que han sido demasiadas emociones juntas. Cientos de planes y de personas que han ido, venido, se han quedado o han vuelto.
Perdido en el tiempo me he quedado y debo admitir que 2009 ha sido un año extraño, lleno de todo, con todo tipo de vivencias. Ni mejor, ni peor...único. Y yo mientras tanto me quedo sentadito en la arena con los pies hacia el cielo esperando a ver qué me cae esta vez. Ojalá sea un aguacero de los buenos. Veremos lo que depara el otoño...