Y a las nueve de la noche levanté la bandera blanca. El aburrimiento me ganó la batalla. Aunque realmente me dejé vencer por la falta de ganas y el poco interés. El día tampoco es que se presentara prometedor, pero creí que se tornaría azul pastel en vez de gris turbio. Nunca creí que hacer nada significara esto, un revuelto mental con base de recuerdos y condimentado con tristeza. Vaya mezcla...para una película de la Coixet seguro.
Así que recogeré mi maleta y me iré de viaje al mundo de Morfeo, donde los sueños no tienen significado y todo puede ocurrir. Siempre al precio de dar mil vueltas sobre la almohada hasta que el cansancio me haga olvidar el tic-tac del despertador...
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