¿QUÉ TENGO YO?

Me derrito, me deshago y me difumino porque tengo oídos, porque los utilizo a diario y porque hay cosas que me pueden y me ganan la batalla. No me da miedo aceptar que siento devoción por las cosas que me gustan, que las adoro y las sigo, llámese así "frikerío". Pues si es así, adelante, friki de la vida. A tientas llevo años viviendo una historia a través de los ojos de otra persona. Una historia de la que me siento orgulloso, que me encantaría que me pasara y que voy viviendo con una sonrisa en la cara y los ojos rallados como el cristal aguado. Y luego me tachan de insensible... si mis amigos apenas conocen ese porcentaje de sensibilidad que se esconde no tan profundo dentro de mí. Me enternece ese espíritu de lucha, de seguir adelante, de cumplir sueños día a día, de crecer, de hacerse más fuerte, de decir lo que se tiene que decir porque para eso estamos aquí.
Confieso que admiro enormemente a Mercedes Mígel Carpio como artista, como persona, como compositora, como todo lo que ha conseguido ser. Nadie jamás me ha movido todo esto que tengo aquí en mi pecho de esa manera, me ha hecho llorar, me ha hecho reír, me ha tocado tan profundo que nunca pensé que este tipo de cosas pudieran suceder. Un puñado de canciones, un don para la retórica, una voz desgarradora y una mirada triste fueron suficientes. ¿Y a quién le importa si ha estado infravalorada durante años, si ha tenido que pasarse épocas quitándose etiquetas de encima que no merecía? A mí no...para mí siempre ha estado ahí, siempre ha sido así, y ya no queda nada por demostrar.
Me paso la vida con su banda sonora que he aplicado mil veces a mis dichas, a mis desgracias, a mis triunfos y sobre todo a mis derrotas, que no han sido pocas. Gracias a la música se me han hecho más llevaderas, he podido controlarlas, superarlas, olvidarlas, apartarlas, y todo a base de un puñado de notas con sentimientos de trasfondo. Vuelvo en el tiempo en mis viajes al pasado, al presente, a los recuerdos y a los olvidos que recordaré por siempre. Guerras enteras con sangre derramada que han pasado cantando, gritando, a llaga viva, pero siempre con alguna sonrisa escondida. Una de las cosas que desearía todos pudieran sentir en algún momento, algo tan profundo como crearse un pequeño mundo paralelo al que marcharse cuando las cosas no van tan bien en la vida cotidiana. Para no caer en el desdén, en la monotonía de lo absurdo, y afrontar con ganas e ilusión lo que nos brinda la vida...yo propongo darle unas notas de guitarra para terminar cada día.