AZUL Y GRIS

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Me mató la primera vez que la escuché y me vuelve a matar cada vez que lo hago. Apenas puedo explicar por qué... La típica canción que parece hecha para que alguien me la cante aún a sabiendas que nadie lo hará. Melodía sencilla, directa, trágica, desesperante y tranquila a la vez. La letra parece escrita en apenas unos minutos...sacada de los más profundo de las entrañas. Alguíen la vivió, la sufrió y tal cual...la parió. Cantada con melancolía, con rabia, pero sin fuerza...intensidad justa, tono perfecto. Una pequeña obra de arte independiente que no llegará a ser nada porque sino dejaría de ser tan especial, y las cosas especiales perduran en los sentidos de muy pocos. El que no siente nada al escucharla con los ojos cerrados no entiende de sentimientos, ni de humanidad. El vídeo habla por si solo. Los fotogramas se clavan uno a uno en mi pecho y angustian, pero no duelen, me atraen, me hipnotizan, me hacen no poder dejar de mirar. Me hace querer vivir lo que estoy viendo, sentirme así de bien, así de mal, siendo así de malo, así de tierno, de romántico...tan romántico que desemboco en la locura del amor, del dejarse llevar, de lo que se esconde tras la sombra de cualquier persona y no se atreve a salir a la luz. Sin embargo, aquí se plasma para no olvidar jamás que somos peleles manipulados por los sentimientos. Ahora creo que morí con él y volví a vivir por ella. Desde Otto y Ana en aquellos amantes del círculo polar no me había sentido tan vulnerable, tan abatido, tan sosegado, tan insignificante a la vez que importante. Sabía que Mürfila no era de las olvidables aunque el mundo se empeñe en no entenderla. Sin palabras...