
Tengo muchos errores favoritos. El mayor de ellos es pensar, y pensar, y volver a pensar para pensar que sigo pensando lo mismo. No paro de pensar, en el pasado, en el presente, en el mañana, en el futuro, en lo que hice, en lo que haré, en lo que no quiero hacer. Al final hago lo que no quiero hacer, hice cosas de las que me arrepiento y no terminé de hacer lo que me apetecía.
Mi otro error es intentar ser tan lógico, moral y correcto. Resulto ser la persona más imperfecta del planeta pretendiendo ser un don alguien que nunca seré. Para un mínimo porcentaje del exterior puedo ser alguien muy marcado, muy original, pero para mí mismo sigo siendo ese chico de la nariz grande y los 60 kilos que no dejará de joder el coco.
Millones de errores de todas las formas y colores. Enormes, irrevocables, absurdos. Errores tontos y típicos. Los peores de todos....los que me hacen caer una y otra vez. Así veo lo estúpido que es el ser humano y yo que no soy menos. Ya no lloro, sino que me río de mis errores. Parece que no los tomo en serio, pero solamente se trata de no tener sitio donde guardarlos porque estoy lleno de ellos.
Mis errores me rodean, me persiguen, me acorralan...me esperan allá donde voy para escupirme en la cara. Cuando supero un error aparecen cientos nuevos en mi cabeza. No, yo no los invento, simplemente ocurren. No se cómo, ni por qué, pero ocurren...me pasan a mí, y no puedo ver más allá. No son transparentes, son graves y me atacan. Los errores más grandes son los que más repetiré. Y tú, siempre has sido mi error favorito...
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