No es justo echar de menos a una persona que ni siquiera sabe que alguien, en cualquier otro lugar del planeta le está echando de menos con todas sus fuerzas. Probablemente ni siquiera se merezca que lo echen de menos. Es una fuerza sobrenatural que no se puede controlar. Ya ni siquiera puedo engañarme a mí mismo para no hacerlo. No puedo decirle a mi cabeza que ignore ese sentimiento, esas ganas, esa añoranza.
Yo siento nostalgia de las cosas, de cómo eran, de cómo pasaron, de cómo terminaron, pero no puedo controlarlas, tan sólo echarlas de menos. Siendo esclavo de mis propios pensamientos que no dejan desviar esa imagen de mi mente, que me atormenta, que me duele. Echar de menos lo inalcanzable duele más de lo que se imagina, y es eterno...como los sueños.
Espero que nadie que yo no eche de menos, me eche de menos a mí jamás, porque nunca podría devolver nada a cambio, ni controlar el tiempo. Ojala alguien me pusiera en los bolsillos una guerra ganada más, o me espolvoreara con magia olvidadora de sentimientos, de recuerdos. De momento lo más que puedo hacer es seguir aquí, echando de menos como siempre, como antes, como nunca...hoy te hecho de menos...
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