BROKEDOWN PALACE

Los sueños son ilusiones, ganas de conseguirlos y nos acercan un poco más a la felicidad. Muchas veces se desvanecen, desaparecen y nos hacen daño. No son gobernables, y dependen de infinidad de factores.
Este mundo está gobernado por el dinero, y muchas veces es por su culpa que no podamos conseguir nuestros sueños. Dicen que el dinero no da la felicidad, pero en muchos casos hace la tristeza un poco más llevadera. Más comodidad, bienestar, seguridad...¿quién dijo esa frase? No sería un pobre, eso seguro.
El desequilibrio del mundo es por culpa del dinero, las diferencias entre clases sociales son cuestión de dinero, ¿y no da la felicidad? Vemos cómo muchas personas no encuentran ningún tipo de barrera económica. Casas de ensueño, coches de millones y ropa de diseño. Un puñado de viviendas alquiladas por la ciudad y otro montón esperando ser heredadas. Probablemente todo sea cuestión de suerte y de saber qué cartas jugar en un momento crucial.
Una de las cosas más tristes de los sueños es cuando ves que alguien que quieres no es capaz de conseguirlo. Si se trata de nuestros propios sueños, al final los cambiamos por otros o nos olvidamos de ellos enseguida. Sin embargo, si son de alguien cercano y vemos cómo lo pasa mal por no conseguirlos, a pesar de estar a un paso de llegar a tenerlo, pues se nos rompe el alma.
A veces la vida es así de perra. Es como los pájaros que venden los mercaderes en Tailandia. Pagas por liberar a uno de los pajarillos y es uno de tus sueños que se cumple. Lo que no sabemos es que ese mismo pájaro está adiestrado para volver después de ser "liberado". Y yo me pregunto: ¿dónde quedan entonces esos sueños que pedimos? ¿flotando en el aire? Igual se los queda el mercader en su bolsillo, junto a las monedas que pagamos por ellos. Al final siempre seremos esclavos de nuestros deseos. "Be careful what you wish for". En mal momento vino la crisis...