miércoles, 16 de julio de 2014

GRIS

Busco en brazos diferentes el olor de tu piel. Más fuertes, más duros, más bastos...ninguno me hace estremecer. Sigo tu olor al pasar por la calle, persiguiendo a extraños que no conoce nadie y descubro que no es la realidad. Me cuelo en ventanas, abro puertas a patadas, los polígonos me engañan mientras pierdo tu rastro cada vez más. 
Me giro hacia tu lado de la cama, que aunque haya sido habitado muchas otras veces siguen teniendo tu forma mis sábanas. Espero tu llegada ansioso en el salón, te busco en los cojines, entre las mantas en invierno, junto al ventilador en verano, en el aire artificial que me seca las lágrimas, en la brisa que no corre si abro la persiana.
Rozo cada uno de tus recuerdos que decoran mi casa. Dibujos, planos, vídeos, fotografías a medias tintas en colores sepias. Aquella sonrisa que siempre me ha matado y deseo que me haga desaparecer de una vez. Me corto y no sangro, me castigo y no aprendo, me arresto y no lo cumplo. No hay vida más allá de la historia que inventaste entre algodones de cristal.
Te espero en nuestra esquina, voy a recogerte a nuestro parque, me busco en el espejo que ya se niega a mirarme porque no te ve detrás abrazándome, haciendo lo que solamente tú puedes hacer con mi alma; saquearla, aniquilarla, hacerla temblar tanto que una lavadora no es más que un juguete inerte a su lado. Así de tristes son mis días.
Me niego a no buscarte, huyo de nuevos cuerpos que me desean, que uso y tiro como cada uno de los pañuelos que lloran tu despedida. Ahogo la almohada en gritos secos deseando convertirlos en gemidos de tu sudor que conseguían hacerme volar sin alas ni plumas. No hay agua que calme mejor mi sed que tu sudor sobre mi espalda.
La vida, que ya no existe si no te tengo en mi panorama, en mi horizonte, presente en cada una de las siete hormonas que quedan en pie, que se niegan a ser racionales y lógicas, que se niegan a no desearte por aquello que me diste varios otoños sin parar. Si es en Pekín me tendré que mudar, si es en el mar un flotador me bastará, pero tengo que encontrarte.
Dedos que señalan direcciones imposibles donde sé que no estarás. Preguntas que nadie me sabe responder, dudas que no se despejan en psicólogos o psiquiatras que persiguen algo más que profesionalidad. Manos debajo de mesas que no estoy dispuesto a tolerar, aunque acaben encima de mi sillón gimiendo de placer.
La muerte, quizás el único lugar posible para un reencuentro, para volver a no respirarte, para celebrar lo que no pudo ser, para ir de manos una vez más y que todos sepan lo que me pertenece y no volverán a llevarse de nuevo. El tiempo, el espacio y nuevas dimensiones que ya han dejado de inventarse porque sin ti...todo se torna gris.

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EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE