
Su padre, esté donde esté, estará muy orgulloso de la obra que lleva su esencia desde el principio hasta el final. No importan los años que haya llevado coger el lápiz y volver a soltarlo, el resultado ha merecido la pena con creces. África también es mi continente favorito. El gran olvidado y desgraciado del planeta, pero sin duda el más fascinante. Aún recuerdo cuando fui a visitar aquel enorme baobab que permanecía escondido en medio del bosque esperando ser visitado. A partir de ahora podré soñar con vivirlo, apreciarlo, acariciarlo entre ronquidos hasta despertar con una sonrisa de oreja a oreja.
Todo fue perfecto, insólito, fascinante. Nadia, Luis, Dani, Adrián...a cual más entrañable. Me enamoré de todos a la vez, de sus pensamientos, de sus actos, de sus vidas paralelas y cruzadas, de sus líneas entrelazadas en el tiempo. El paso de los años y su sabiduría. Impensable, pero me siento más feliz que ayer. Una gran satisfacción de lectura totalmente recomendable a todo tipo de público.
David nuevamente me ha tocado el corazón, me ha domado el alma y me ha llevado a una aventura tan insospechada que ni leyendo la contraportada o cualquier sinopsis se podría imaginar. Me fue imposible leerlo, tuve que devorarlo con la mirada, sentir sus páginas con las yemas de los dedos. Pensar en retomarlo mientras estaba ocupado en otras cosas, como si fuera una obligación impuesta por mi mente.
Esas frases que me llegaron tan adentro, esa forma de redactar que siento mía propia. Todas esas perspectivas que yo alguna vez he vivido bajo mi piel...impresas en un libro. ¿Qué será ahora de este devorador de libros que busca impaciente una novela a la misma altura? ¿Cuánto tiempo tendré que esperar a que llegue una nueva entrega de Cantero? De momento me conformaré con releer una y otra vez la historia del hombre del baobab, sin duda mi árbol predilecto.

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