jueves, 28 de agosto de 2014

MÓNICA SELES

Siempre me ha interesado una buena biografía con un trasfondo moral importante y si tiene carga emocional pues mucho mejor. Fue lo que me llevó a leerme dos biografías sobre Mónica Seles y a investigar largo y tendido acerca de la vida de esta tenista. Me interesaba especialmente esa transición de pasar de estar en la cúspide a llegar a rehabilitación a diario. El esfuerzo que conlleva superar algo tan grave como un intento de asesinato delante de tanta gente y cómo ser capaz de volver al punto de partida después de tantas emociones. 
Mónica Seles nació y vivió en Novi Sad (Serbia), antigua Yugoslavia. Viene de una familia bastante humilde y familiar y se pasó parte de su infancia jugando a tenis en unos aparcamientos de su calle, o delante de su casa. Desde muy pequeña se vio su potencial y comenzó a viajar a torneos a lo largo del mundo, hasta que con 14 años se convirtió en jugadora profesional. Su padre era su entrenador y tenía una relación muy especial con él. 
Para los que no están familiarizados con el mundo del tenis, un Grand Slam es el torneo más importante que un tenista puede ganar (hay 4 al año) , quitando las olimpiadas y el torneo de maestras que hay a final de cada temporada. La gran mayoría de los tenistas se retira sin apenas haber llegado a la final de un Slam. Mónica Seles ganó su primer Grand Slam a los 16 años (Roland Garros) en 1990 y también el torneo de maestras. En 1991 ganó 3 de los cuatro Grand Slams (Australia, Roland Garros, y US Open), el torneo de maestras y llegó a la final del Grand Slam que le falta (Wimbledon). Consiguió el número 1 en marzo de ese mismo año arrebatándoselo a Steffi Graff (que llevaba años en lo más alto) y otros tantos torneos más. 1992 pasó prácticamente igual con 3 Slams, maestras y otros tantos torneos. Y 1993 empezó con otro Grand Slam (Australia).
Para ponernos en contexto podemos decir que Mónica Seles arrasó en el circuito y en tan solo 3 años ganó 8 Grand Slams (de 11 posibles, ya que no jugó uno por lesión), más de 30 torneos y número 1 del mundo. La era que vivió Seles ha sido de las más disputadas de todo el tenis femenino, ya que había un nivel altísimo con muchas tenistas a batir (Martina Navratilova, Steffi Graff, Arantxa Sánchez Vicario, Gabriela Sabatini, Conchita Martínez...) y Mónica con menos de 20 años ya había ganado prácticamente todo y se decía de ella que iba a batir todos los récords existentes.
Mónica Seles revolucionó el tenis de la época, no solo por tener la particularidad de jugar su derecha con dos manos (siempre es una mano), sino porque su tenis al completo era ofensivo y agresivo como nunca se había visto anteriormente. Fue la primera en lograr puntos directos restando y no menos conocidos eran sus gritos al golpear la bola. Era obvio que Mónica no era un tenista usual. Había ganado sus 6 primeras finales de Grand Slam, y llegó a ganar 8 de 9 Slams antes de cumplir los 20 años. Todo un hito para la historia del tenis. 
Nadie suponía lo que vendría después. Justo en 1993, a la edad de 19 años Mónica decidió asistir a un torneo en Hamburgo (Alemania) a finales de abril (no tenía previsto ese torneo en su calendario, pero decidió hacer su aparición como preparación para otro gran torneo). En el partido de cuartos de final ante Magdalena Maleeva, justo en el último descanso antes de ganar el partido, un hombre bajó de las gradas y se acercó a la tenista y la apuñaló por la espalda. Tras la punzada y el grito de dolor de Mónica, seguridad del torneo detuvo al hombre que ya estaba preparado para volver a clavar el cuchillo en la espalda de la tenista. El atacante resultó ser un fan enfermizo de Steffi Graff que odiaba a Seles por haberle quitado el número 1 y decidió ponerle solución a ello. Günter Parche era alemán y no solo no fue a la cárcel (ya que no se aceptaron los cargos de intento de homicidio, sino de agresión), sino que quedó libre poco después y fue absuelto de todo por tener problemas psiquiátricos. 
Lo que parecía ser una lesión que se curaría en menos de un año, mantuvo a Mónica fuera del circuito más de dos años. A su vuelta, aunque ganó su primer torneo y un Grand Slam más, nunca volvió a ser la misma. Estaba muy afectada psicológicamente por la lesión; veía a su asaltante en sueños y a cada sitio que iba. Se refugió en la comida y acabó presa de un desorden alimenticio que reinó a lo largo de toda su carrera. La falta de justicia del país germano provocó que Mónica nunca volviese a pisar tierras alemanas. Al ocurrir el incidente Mónica era número 1 en el mundo y se convocó una reunión con el resto de tenistas del top 20 para votar si creían que el ranking de Mónica debía ser mantenido hasta su vuelta, ya que este accidente está fuera del alcance de los tenistas y podía haber ocurrido a cualquiera. Todas las tenistas votaron que no excepto Sabatini que prefirió no votar, y entre esta y otras noticias...poco a poco los ánimos de Mónica comenzaron a mermar. No parecía existir justicia en ningún lugar y finalmente tuvo que pagar más de un millón de dólares por el caso de su asaltante, ya que quedó absuelto de toda culpa y los gastos tenían que correr a cargo de alguien. 
Paralelamente a su recuperación, el padre de Mónica, Karolj Seles fue diagnosticado con cáncer y estuvo muchos meses batallando para superar la enfermedad, lo que no ayudó a la recuperación de la tenista. Inevitablemente el cáncer volvió y se llevó a su padre años después. Este hecho marcó la vida de la vida y de la carrera de la tenista inevitablemente. 
Tanto la recuperación de la lesión como su vuelta al torneo estuvo marcada de forma silenciosa por noches comiendo a escondidas, mentiras a varios de sus entrenadores y a su familia, trastornos del sueño y un sentido de la culpabilidad que la mataba por dentro. Los complejos se apoderaron de ella y por más que intentó volver a lo más alto no pudo conseguirlo. De igual forma Mónica ganó otros 20 títulos más a su vuelta (no tan importantes como los que ya tenía) y estuvo entre las 10 mejores tenistas del mundo casi hasta su retirada. 

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EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE