
Cada vez que pongo la MTV o la VH1 y veo esos vídeos ochenteros con esas ropas, esas canciones, esos ritmos...me entra la envidia de no poder recordar lo poco que viví durante esos años. Me hubiera encantado introducirme en esa moda desenfrenada, saltar al ritmo de Modern Talking, Pet Shop Boys o Europe y peinarme sin necesidad de mirarme al espejo después.
Desde mi pequeña burbuja noventera creo que la gente era feliz en los 80. Las cosas se vivían de otra manera, parecía no haber tantos problemas, tantas complicaciones. La juventud era responsable hasta su manera. Había diversión con cualquier cosa, por pequeña que fuera.
Imagino que el tiempo pasaría más despacio, sin preocupaciones. No había teléfonos móviles, todo era más humano, menos electrónico. Me hubiera encantado vivir todas esas relaciones físicas y humanas, de apoyo incondicional y fiestas hasta que el cuerpo aguante. No sería una época fácil, pero ahí está la diversión.
Naranjito, el cubo de Rubik, el blandiblup, los famosos colorines, los chinos de la suerte...cosas que para mí son extrañas y ajenas, pero que me hubiera gustado descubrir. Cada vez que pregunto a alguien qué tal eran los 80 nunca hay respuesta rápida ni fácil. Todo empieza con un suspiro o con una sonrisa de oreja a oreja. Se suele resumir en una época divertida, desenfrenada, complicada, única. Nadie me habla largo y tendido sobre los 80...son los grandes desconocidos.
Recuerdo cómo los 60 y los 70 marcaron a mi madre y me hablaba de ellos con ilusión y nostalgia, pero nunca nadie me ha contado qué fue de aquellos 80 que tanto ansío conocer. Así que el próximo año me pido por mi cumpleaños unos 80 para mí solo.
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