Me pregunto si el destino está escrito de antemano. Si ya ahí arriba o ahí abajo se sabe qué será de mí en unos años, dónde voy a ir a parar o cuántos años tendré cuando muera. Quizás las decisiones que estoy aún por tomar ya están tomadas en realidad, pero solamente lo sabe mi subconsciente. El sentido de la vida siempre ha sido un tanto incierto, pero tampoco podría asegurar que no esté todo escrito en las estrellas.
Posiblemente muera de alguna enfermedad a los 58, o quizás de un accidente de tráfico a los 38. Aunque espero llegar al menos a los 50 sin problemas. Me cuesta aceptar que mi final esté grabado a fuego en alguna lápida de un planeta al que el ser humano no tenga acceso. No tendría mucho sentido vivir a mi manera si descubro cuál sería mi paradero en cada momento...
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