Siempre me he preguntado qué habrá al otro lado. Si la hierba es de un verde más intenso o si el cielo es de un azul más profundo. Mataría por conocer a alguien que haya ido y me cuente por qué es tan interesante aquel lugar. Entiendo que ningún ser humano haya podido visitarlo teniendo un mundo tan extenso aquí aún por conocer. Cientos de tierras vírgenes que nunca han sido pisadas y aún están por descubrir.
Todo dentro de una persona. Todas esas emociones y sentimientos que hacen a cada uno ser lo que es. Nunca podría meterme en la piel de alguien que no soy porque cada persona es dueña de su propia complejidad. Las cosas afectan de una manera u otra según el momento, el ánimo y el lugar en el que nos encontremos. Una simple palabra puede hacer reír a carcajadas o llorar a cántaros.
Siempre tan frágiles los seres humanos, tan ingenuos que damos batallas por ganadas desde que las vemos en el horizonte. Poco después vienen con tormentas y nos devastan por completo. Nos pasamos toda una vida deseando visitar lo que hay al otro lado y ni siquiera una vez que dejamos este planeta podremos conseguirlo. Dicen que los sueños son inalcanzables, y que todos moriremos sin terminarlos de cumplir.
Un sueño se forja en la mente, se imagina rodeado por una burbuja de jabón que desde que se rompa dejará libre la fantasía para convertirla en realidad. Vemos pasar los años, los lustros, las décadas y nada ocurre, pero la esperanza sigue ahí. El verde se difumina hasta que se convierte en blanco inerte y fallece, como la bondad, que no existe. Los sueños solamente existen para mantenernos con vida, pero son imposibles de cumplir. ¿Qué haría el hombre si su sueño se cumpliera? Ya no tendría razón para vivir...
Por eso yo no cumplo mis sueños, los dejo colgando en la azotea para que les de aire y se purifiquen, para que sigan vivos durante muchos años y me mantengan con vida a mí. Los miro con cariño y mimo porque sé que solamente me pertenecen a mí, que nadie más puede verlos. Sé que nunca se cumplirán, pero eso no me entristece, sino que me da energías para seguir adelante, para volver a crear nuevos sueños y hacer de mi azotea un lugar especial.
Mi azotea, ese sitio al que siempre podré ir, aunque ya no me quede nada en mis manos, aunque no me funcione la cabeza del todo, aunque camine con bastón durante años. Y si algún día ya no sigo aquí, mis sueños echarán a volar y volverán a encontrarme allá donde vaya, porque yo seguiré siendo el mismo y mis sueños seguirán siendo solo míos. Mis sueños irán donde yo vaya, porque yo he sido su creador...¿soñamos?
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