ARTE

El arte. Todo lo que cabe en esas cuatro palabras es tan infinito e inmenso que podría perderme en ello unas dos mil vidas más, además de la mía. No abarca solamente una canción, una pieza de piano, o un solo de contralto. El arte revuelve entrañas, remueve sentimientos, clava sensaciones. Hace reír, llorar…qué se yo. Para mí arte es una de las cosas por las que llegué a este planeta, para disfrutarlo y que me haga brillar en mi interior. Doy las gracias de poder vivir en zona desarrollada de este desolado lugar que se alegra día a día con pedacitos de arte creados de la nada. Europa, la gran cuna antigua del arte. Ahí nació, creció hasta convertirse en lo que es hoy.

Una pieza de violonchelo entristecido y enfurecido por la desgracia del amor, una muerte repentina reflejada en las notas de un piano, un Shubert con su carbón y papiro escribiendo su sangre derramada, un Bach creando dolores para un futuro incierto que nunca llegó a ver. Voces de colores, de sabores, de texturas. Todas ellas desgarradas de gritar al viento para ser escuchadas. Un grave, un agudo, un vibrato, todo mezclado en una coctelera mortal para los sentidos. ¿Quién no desea morir en llanto tras unas palabras cantadas al viento? La música nace en el alma, sube hacia el cerebro y sale por los poros, por las cuerdas vocales, por las puntas de los dedos. La música, el arte más trabajado de la historia, el que más se ha aferrado a su estatus supremo. Para mí, una razón para continuar cada mañana.

Los cuerpos deslizándose, buscando formas nuevas, hermosas. Bailar hasta desgastar las suelas de los zapatos, con los ojos abiertos, cerrados, fijos, perdidos. Dejar cada sentido en cada paso. Siluetas de hombres, de mujeres, de sombras con manos que se mueven, con piernas que no cesan…todo al son de la música que suena de fondo. Un musical en el que todo se pierde, en el que nadie es principio ni fin, nadie es mejor, ni peor…todo es maravilla. Un concierto de fondo ambientando la retaguardia, una brisa de viento que se utiliza para conmover, una mirada que llena sentidos. Bocanadas de aire que valen oro. Minutos valiosos que se quedan en la memoria incluso tras haber pasado décadas en desuso. Los humanos, cuando envejecemos lo perdemos todo, pero lo que nunca se va es el arte que hemos vivido con los años, las músicas que nos traen recuerdos, los instrumentos que nos alegran los oídos.

El cine, el más nuevo de los artes. Relatar la vida real, la ficción, la invención de algún maestro. Pretender ser algo que no somos y de hecho llegar a serlo al final. Iluminar oscuridades, meterse en pieles, rezar papeles, recordar vivencias. Un guión de una vida entera, con un puñado de actores que se dejan la piel en el intento. Siempre de resultado una obra de arte. La música, presente o ausente, la voz, presente o ausente, la vida…llenándolo todo. Hay tantos tipos de arte que se necesitaría miles de blogs para abarcarlo todo.  Un cuerpo al aire sujetado tan solo por unas largas telas de seda. Movimientos imposibles, giros arriesgados, visión perdida al infinito. Un trapecio colgando, una persona al volar, cientos de volteretas al aire, un baile de fuego. ¿Acaso alguien se atreve a negarlo?

Las lenguas de signos, para mí una gran pieza indiscutible de arte. Mover las manos de todas las formas posibles y existentes. Transmitir música con ellas, acordes, simples sonidos que se ejecutan con los brazos, con la cara, con los hombros. Cualquier cosa que se imagine se puede signar, cualquier sensación, sabor o color. Todo contenido en el poderoso mundo del ser humano y de su arte. El arte no fue inventado, se creó por sí solo, ya que era algo que tenía que salir de alguna parte. Los humanos tan sólo lo hemos hecho nuestro, lo hemos modificado y utilizado. Lo mimamos hasta convertirlo en magia, en algo sumamente especial que todos quieren poseer y morimos antes de lograrlo. El arte puede ser una mano, una voz o una palabra. No se puede destruir ni odiar, el arte es lo que hace que seguir en pie merezca la pena.

A mí, personalmente, me conmueve. Me ha hecho llorar cada año, me ha hecho reír, me ha hecho experimentar tantas sensaciones que me es imposible describir con palabras. Ha despertado en mí sentimientos que jamás creí que pudiese contener en mi interior. Sensaciones nuevas que permanecían dormidas perpetuamente bajo mi piel. Solamente por conocer el arte, ya mi vida ha merecido la pena. Después de conocer su significado podemos irnos en paz de esta vida con la certeza de haber sido felices aunque sea unos minutos. Es tan poderoso el arte que nunca jamás podrá ser descrito como se merece. Para mí, el arte no sabe de barreras, colores ni tesituras. El arte es todo, un sinfín de elementos que llenan de ilusión la existencia de todo un universo. ¿Quién no quiere un poco de arte en su vida?