Dijiste que el tiempo te engañó, que no esperabas todo lo que ha ocurrido, que al final todo lo que se dice nunca se termina por cumplir. Dijiste que no era mi culpa, que todo era por ti, que eras tú quien fallaba. Dijiste que la vida es así, que no podemos controlar los sentimientos y que un para siempre es algo que se lleva el viento.
Mientras tanto yo sigo aquí, sin mueca en la cara, ni ánimos de moverme. Escuchando tus razones y tus apoyos, que a día de hoy no sirven de nada.
No te preocupes, dices; no te preocupes porque aunque el sol no brille mañana tú terminarás por estar bien. Dices que aunque comience un terremoto de magnitudes incontrolables y los mares pidan el porcentaje que le pertenece yo estaré bien. Aunque la injusticia se abalance sobre mí y no consiga un trabajo decente en la vida estaré bien. Aunque muertes cercanas me hagan plantearme situaciones dolorosas y tenga que coger las riendas de un batallón completo, estaré bien. Aunque me quede calvo y envejezca a la velocidad de la luz, estaré bien. Dices que aunque se extingan todos los seres de la tierra y las nubes desaparezcan del cielo, estaré bien. Aunque ya no se escriban más libros ni se rueden más películas, estaré bien. Aunque tú tengas alguien esperando en el coche, estaré bien. Aunque mañana te levantes con un extraño al que dices que quieres, estaré bien.
No te preocupes, estaré bien porque no te mereces a alguien como yo, porque la rutina ha podido más que nuestro “amor”, porque todo lo que empieza tiene que acabar.
Porque está escrito en las estrellas y no podemos decidir por el corazón.
Por todo eso, estaré bien sin ti. Con más de todo y nada de ti.
Mejor sin mentiras, sin hipocresías, sin teatros ni dramas, sin mentiras, sin engaños, sin celos, sin traiciones, sin mentiras, sin ti. Mejor que antes, con más de todo y nada de ti. Mejor sin ti.
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