Pues hoy es ese día en el que me siento honesto. Me apetece decir lo que pienso porque tengo la necesidad de contar mis opiniones, compartirlas y hasta cambiar mi propia percepción. Me apetece hablar, dialogar, decir torres de cosas sinceras que son buenas, no tan buenas, y algunas crueles...pero sin maldad. Me siento vocalmente libre de ser esclavo de mi voz y prisionero de mi lengua.
Todo empieza en mis ojos, que ven algo y de inmediato le dicen a mi cerebro su versión de la realidad y allí se transforma en materia verbal, en verborrea intencional, selectiva, propia. Es ahí donde ocurre y mi boca se entreabre para pronunciar la conclusión de mi proceso interno. Y sin darme cuenta, en menos de una milésima de segundo ya todo salió a la luz, y así como vino...el viento se lo llevó, pero no sin antes llegar a algunos oídos interesados en escucharlo. Si nadie lo absorbe, seguirán mis palabras el curso de la brisa hasta que alguien detenga mi mensaje y lo procese. Así mismo es la vida.
La vida es un ir y venir de mensajes infinitos, sobre temáticas infinita, de personas infinitas. No termina porque nunca nadie supo dónde comenzó. Hoy es de esos días en los que me siento orgulloso de haber dado mi opinión, aunque el mundo piense dispar y no se atreva a contradecirme. Cuando se calla no se tiene opción a voto, y eso lo evitaré siempre. Si no tengo nada que añadir, me doy la vuelta y me marcho a otro lugar....para cantar, para gritar, para susurrar...todo con mi voz...y mi opinión a otra parte.
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