A pesar de las vueltas que ha dado la vida, ni por asomo me hubiera imaginado que volvería a París. Nunca la he visto como la ciudad del amor (era algo que me parecía un tanto ridículo) aunque sí reconozco que tiene su encanto.
Francia no es (ni creo que sea jamás) uno de mis países favoritos, o un lugar al que me apetezca volver o seguir conociendo. No entiendo por qué, pero supongo que depende de cómo soy y de mis gustos.
Justo ahora, con mi vida establecida, pero del revés (nada donde solía estar y todo cambiado de sitio) es cuando ha surgido este viaje de la nada. Sencillamente buscaba un sitio barato al que darme un salto para hacer un "break" de tanto cambio, y la elegida fue París.
De vuelta a ver a Donald, al Moulin Rouge, a la Torre Eiffel, Arco del Triunfo y el Sacre Coeur. Ciertamente París tiene mucho que ofrecer, y me apetece reencontrarme con el Sena, que dejé atrás hace ya más de ocho años. Igual nunca volveré, así que le diré adiós a la Gioconda esta vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario