PAST

El pasado es muy poderoso. No solo está escrito, sino que vuelve al presente para detenerse a escribir el futuro. Hace que te tragues las palabras y te vuelve a poner donde nunca creíste que volverías a estar. El pasado controla el tiempo, lo detiene, lo destruye, lo reduce a añicos. No se puede decir basta ya y apenas se puede huir o correr. No avisa, no pide permiso, ni se disculpa. El pasado arrasa con todo y se asegura de que le recordemos para siempre, incluso más allá de la muerte. Avanza hacia otras dimensiones y te persigue hasta que te desintegras. No importa cuántos libros quemes o cuantas mentes borras, vuelve a aflorar en forma de dardos. Finalmente te alcanzan y te controlan, te obligan a permanecer en él. Es resbaladizo y maléfico. El pasado ha vuelto a mi vida en muchas facetas. Está presente en forma de muerte, de ausencia, de carencia. Volvió en forma de cordialidad de un amor trágico del pasado. Está presente en forma de espíritus que rodean mi vida para controlarla, para vigilarla. Está presente en forma de traiciones, de mentiras, de decepciones. Sigue aquí para que le eche de menos, para que siga sintiéndolo, para que no pueda vivir sin él. El pasado es una mala pasada, es un mal sueño, es un tirón en el cuello. El pasado es lo peor, es un hijo de puta. No quiero vivir en el pasado.