Viviendo nuevos momentos con mis amigos del pasado aún presentes, me paro a pensar en los que dejamos atrás. No porque se hayan tenido que ir, sino porque quisieron irse y se alejaron. Se fueron tan lejos que aún a 3 o 4 años no sé de sus "whereabouts".
Casi que al principio de la carrera apareció ella. Una chica que sobresalía por ser la que más estudiaba, la que más inglés sabía y la que más cosas y más deprisa había vivido. Era la envidia de muchas personas en la clase y en ocasiones resultaba ser demasiado "acaparadora" y pisaba toda opción a hablar. Seguramente sin darse cuenta, pero lo hacía. Ello provocaba odio y miradas de recelo desde las filas de atrás. Ella, como no podía ser de otra manera, se sentaba en primera fila, para sentir la cultura más profundamente.
En mi vida apareció en el peor de los momentos. Acababa de curarme del post operatorio de la garganta y un 15 de diciembre de 2003 sonó mi teléfono. Primero era mi hermana, para decirme que mi madre se iba para siempre, y luego llamó ella. Yo recuerdo que no podía hablar y le tuve que contar la verdad y colgar el teléfono. Poco a poco las llamadas se hacían más frecuentes y yo lo consideré amistad. Pasamos mucho tiempo juntos. Mentiría si dijese que no fue una de las personas que más me apoyó después de la muerte de mi madre. También mentiría si dijese que no me ayudó a salir del armario con mis amigos de siempre, que era lo que más me costaba (sobre todo después de llevar años con novia). Y por esa sencilla pero compleja razón hoy me acuerdo de esa chica, que aunque ausente, sigue en mi mente.
Cierto es que su forma de actuar no era normal. Las vivencias que contaba pasaban de lo real a lo ficticio en cuestión de segundos y lo decía de una manera que casi costaba no creérselo. Nunca dudé de su palabra, pero el tiempo lo puso todo en su lugar y no era oro todo lo que relucía. Obviamente se trataba de una chica muy inteligente, pero también pienso hoy, después de varios años, que igual su mente o su subconsciente le jugaba malas pasadas. Provocó peleas duras y acusaciones serias entre amigos, se desmarcó del grupo al no ver salida aparente y yo fui el único que siguió a su lado.
Tanto su vida como la mía dieron giros radicales en todos los sentidos y nos veíamos muy poco, aunque nos manteníamos al día vía e-mail, sms o teléfono. Ya no parecía la chica de siempre, se le veía mucho más feliz, mucho más centrada, se veía diferente...también algo más orgullosa, más egocéntrica, se creía superior. Probablemente lo sería en muchos ámbitos, pero yo también crecí mucho y de muchas otras formas.
Sin saber cómo ni por qué dejó de responder al teléfono. Nunca volvió a llamar, ni a responder los 3 o 4 e-mails que le envié. Jamás volvió a la isla ni a su casa (al menos no que yo sepa). No tengo noticias suyas de ningún tipo. Se la tragó la tierra, desapareciói, se esfumó. A veces he coincidido con otros amigos que ella tenía y les pregunto qué fue de aquella chica, pero ellos saben incluso menos que yo. ¿Habrá vuelto a Inglaterra? ¿Habrá ingresado en un psiquiátrico? ¿Será feliz dondequiera que esté? ¿Habrá dado muchas vueltas su vida? ¿Seguirá viva?
Las personas son como su mente les dice ser. Los rebeldes se vuelven locos al final, los políticamente correctos se convierten en panolis "outcast" de la sociedad, y el resto se deja llevar por la vida o la vive de la forma más cómoda posible. En cuanto a la amistad...también está claro que hay distintos tipos y no todos se ven desde el mismo lado del espejo. Digan lo que digan, yo siempre afirmaré que aquella chica de pelo largo fue mi amiga en uno de los peores momentos de mi vida, y por eso y mucho más, aunque no la vuelva a ver nunca, le estoy agradecido.
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