martes, 7 de abril de 2009

MEMORIAS DE SUDÁFRICA

Todo comenzó en cuatro aeropuertos. El viaje se iniciaba con la ruta Tenerife- Madrid-Zurich-Johannesburgo-Ciudad del Cabo. Más de un día de avión en avión. Finalmente aparecieron tres blancos con tres maletas en un país de negros.
De camino al hostal pudimos observar cómo un bosque de árboles de tronco fino era presa del fuego, mientras los helicópteros y sus cubetas intentaban apagarlo. Un calor que rajaba las piedras y nosotros absortos ante la belleza de la ciudad.
Ciudad del Cabo tiene aires Caribeños y veraniegos. Nunca se diría que se tratase de una ciudad Africana. Está bastante desarrollada, en comparación al resto del país. Lo triste es que uno de cada cuatro sudafricanos tiene Sida y realmente es algo que marca mucho cuando ves a la gente pasar por la calle.
Nosotros nos quedamos en la zona centro, donde varias personas nos perseguían diariamente pidiendo dinero o algo de comer. También nos ofrecieron drogas y algo llamado con palabras indescifrables.
Siguió una excursión a Cabo de Buena Esperanza, donde montamos en bici por el parque natural (solamente se puede ir en guaguas guiadas), hicimos un poco de "hiking" y llegamos al punto más al sur del continente africano. Paisajes de ensueño y playas desiertas escondidas entre las rocas. Acantilados, animales extraños y hasta un faro sobre una colina. Toda una experiencia.
Después de tres días cogimos un quinto avión en dirección Durban, una de las ciudades más desarrolladas e importantes del país (después de Johannesburgo y Ciudad del Cabo). Otra ciudad costera donde pudimos bañarnos en sus playas y sentir por primera vez el océano Índico sobre nosotros. Las calles eran enormes e interminables y se hacía tedioso pasear con tanto calor. Entramos en una especie de acuario-parque temático acuático (como un Siam Park y un Loro Parque, pero a lo bestia). Uno de los acuarios marinos más completos del mundo. Con bichos de toda clase y tamaño nadando en las peceras.


Desde ahí contratamos una guagua que nos llevara al Parque Kruger (un parque nacional del tamaño de Bélgica o Israel en que se pueden hacer safaris). Nos llevaría dos días el llegar allí. De camino vimos todo tipo de paisajes. Desde zonas áridas, hasta vegetación sin final. En las carreteras principales se amontonaban personas de raza negra que se sentaban en la hierba, o bien caminaban sin rumbo aparente. Las distancias de pueblo a pueblo eran inmensas, pero ellos no parecían perder la esperanza. No tenían sentido del tiempo, algo que considero envidiable. Ni siquiera Cronos los domina, a pesar de la vida que les ha tocado vivir.
Hicimos noche en un pequeño país dentro de Sudáfrica que se llama Swazilandia. La frontera era de lo más triste y cutre que habíamos visto hasta ahora, y el país parecía ser una broma pesada sin futuro aparente. El hostal fue de lo más bonito y acogedor; como si alguien lo hubiera cogido de alguna otra ciudad importante y lo hubiera puesto ahí, en medio de la nada.
A la mañana siguiente partimos hasta Neilspruit, la ciudad más cercana al parque. Allí pasamos otra noche mientras contratábamos una nueva excursión de tres días en el parque, con varios safaris incluidos. Quitando el alojamiento de Ciudad del Cabo y Durban, tanto las excursiones, como los transportes y el resto de los alojamientos lo fuimos contratando sobre la marcha. Era la única manera de ahorrar dinero y ver más el país. Al final salió bastante bien.
Tres días pasamos levantándonos a las cinco de la mañana o antes para hacer los safaris. Safaris para desayunar, para almorzar y hasta para cenar. Toda una odisea que nos dejó reventados el último día. Realmente valió la pena ver Leones, Cocodrilos, Cebras, Ñus, Elefantes, Búfalos, Antílopes...a tan pocos metros. Algunos incluso casi que podían tocarse desde el vehículo. Toda una aventura. Conocimos infinidad de bichos de todo tipo que atacaban nuestras tiendas de campaña por la noche. Desde sapos y ranas de colores, hasta escarabajos más grandes que una pila AA. Lo mejor de todo fue el cielo por la noche. Jamás había visto un cielo más limpio, más puro, más hermoso. Las estrellas brillaban como bombillas a un metro, ellas daban la luz a la noche. Sin polución, sin contaminación, sin el ser humano de por medio. Una de los mejores momentos del viaje.
Volvimos a Neilspruit a coger una guagua que nos llevase a Johannesburgo. Lamentablemente nos dejaría en la estación de guaguas de la ciudad. Según la guía de viajes, un lugar a evitar a toda costa, ya que era la zona más peligrosa de la ciudad. En esa guagua el mal olor era insufrible. Los asientos muy pequeños y juntos, y queda mal decirlo, pero había olor a "negro". Durante el viaje, llegamos a la conclusión de que muchos de ellos decidían no tener una higiene corporal adecuada para que los mosquitos y demás bichos no les picaran. Los insectos se sienten atraídos por los olores fuertes, y no precisamente corporales. Igual por eso nos picaban a nosotros en vez de a ellos.
Al llegar a la estación, después de cinco horas en la guagua, vimos que la zona era realmente peligrosa. Nada más salir, decenas de hombres se nos acercaban para cogernos las maletas. Algunos de ellos para llevarte a su Shuffle (un vehículo de transporte de nueve plazas que hacía un recorrido dependiendo de los destinos de todas las personas que iban dentro), y otros sencillamente para robarle a esos tres blancos dementes que se metieron en la boca del lobo. Caminamos tan rápido como pudimos, simulando no entender lo que decían y mirando hacia delante constantemente. Buscando un taxi como locos, mientras escuchábamos amenazas de todo tipo, incluso llegaron a agarrarnos por el brazo y coger la maleta para llevársela. Toda una hazaña. En varios minutos (que parecieron horas) vimos un taxi y nos subimos, mientras oíamos voces que decían que no nos subiéramos porque no era un taxi, y que nos iban a secuestrar. Ya en el taxi, el taxista nos echó un rapapolvo diciéndonos que estábamos locos por ir por esa zona solos y con maletas, que nos podían haber robado y pegado (entre otras cosas). Sin duda alguna, fue el peor momento de todo el viaje.
El taxista nos dejó en el hostal donde pasamos la noche y al día siguiente partimos hacia el aeropuerto para ir a Zimbabue a ver las cataratas Victoria. Al llegar al mini aeropuerto "Victoria Falls" tuvimos que pagar para entrar en el país. Allí no había cinta para traer las maletas. Las sacaban del avión y las ponían en un muro de 50 cm. y de ahí cada uno las recogía. En resumen, no había ningún tipo de seguridad.
Fuimos en taxi hasta el hostal, el cual estaba vacío. La dueña nos dijo que procuráramos ignorar a todas las personas que había en la calle, porque solamente querían dinero y si les contestábamos, nos perseguirían durante todo el camino. Entonces decidimos bajar caminando hacia la "ciudad", que estaba a 20 minutos a pie. Al final resultó que estaba a 40 minutos andando bajo unos 35º mortales y en compañía de varios chicos que nos seguían constantemente para vendernos sus figuras de madera. Otros querían nuestra ropa o cambiarnos monedas. Al día siguiente hicimos una breve excursión para ver los Baobabs y luego fuimos a las cataratas. Era impresionante. Tanta agua cayendo, tantos metros de naturaleza. Nada que hubiera visto anteriormente se hubiera parecido. Parecía lluvia que nos purificaba cayendo del cielo. Incluso de noche, de vuelta en el hostal pudimos escuchar la caída de agua constantemente. Todo un espectáculo.
Y ahí terminaba nuestro viaje de 15 días. Otra vez de vuelta en varios aviones que pasaron por Victoria Falls-Johannesburgo-Zurich-Madrid-Tenerife. Día y medio de viaje de vuelta y varias horas esperando en el aeropuerto. Cansados de no descansar, pero con sonrisas en la cara que no podrían borrarse por nada del mundo. Una experiencia única e irrepetible que tan sólo podría igualarse a lo vivido en un sueño. Y aquí fue donde nosotros vivimos el nuestro.

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EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE