sábado, 20 de octubre de 2012

MI PEQUEÑA CAJA DE CRISTAL

A mí también me mataron el romanticismo cuando amé. Suelo compararlo a una situación que en ocasiones aparece en mi mente. Yo soy un palacio enorme con grandes jardines y mi romanticismo se encuentra sepultado en el sótano, pero a medida que se tarda más en llegar...más rápido ya se ha desvanecido. Para llegar a mi palacio hay dos escaleras a los lados que rodean el jardín y tienen más de 400 escalones cada una. El jardín está limpio, regado, verde intenso y en el centro reza un cartel que pone "no pisar la hierba".
A mis 16 años mis parejas iban poco a poco por las escaleras. Las subían con seguridad, poco a poco, sin importar el resto o el tiempo a recorrer. Sin embargo, se aseguraban de que yo no escapara por ningún otro lugar y así robar mis primeros coletazos de romanticismo. Con el paso de los años la historia cambió. Un día como cualquier otro alguien llegó a la parte baja de los escalones, miró la meta sin fin y decidió que los jardines eran un mejor sendero. Tardó muy poco en llegar pero pisó mi hierba verde y mis hermosas flores. Su recompensa al venir tan pronto fue todo mi romanticismo encerrado en una caja de cristal solamente para él. Fue muy intenso, una historia para recordar siempre, un engaño del que no me arrepiento, pero que causó muchos estragos. Finalmente...desapareció y se llevó todo mi romanticismo. lo destruyó, lo tiró al río.
Ya hecho un hombre con 25 años, empecé a crear más romanticismo, pero en pequeñas dosis. Con un miedo bastante atípico en mí, pero no quería regalarlo ni que me lo robaran. Mientras tanto, mis futuras parejas o intentos vieron que alguien había pisado mi jardín y decidieron que ese nuevo camino era el más sencillo para llegar a mí. Muy pocos cogieron la escalera, pero llegaban demasiado tarde. Los del camino de hierba me hacían cada vez más daño hasta que un día decidí cerrar la puerta momentáneamente. A continuación vallé mi jardín para que nadie volviera a traspasarlo y volví a obligar a todos mis pretendientes a subir las escaleras. Muchos se quedaban a mitad, otros llegaban y no tocaban la puerta y el resto apenas se molestaba en subir. Los que decidían entrar se quedaban cierto tiempo, pero a veces huían por mi cutre ración de romanticismo.
Es cierto que el tiempo modifica los sentimientos y a las personas, pero el cuerpo y la mente son sabios, saben cuándo esconderse, cuándo huir y cuándo quedarse a luchar. Ahora mismo estoy en una etapa de mi vida en la que necesito ganar ese romanticismo que perdí. La hierba pisoteada del pasado está empezando a germinar y poco a poco empezará a salir el verde intenso que una vez existió. Y, tras él, numerosas flores que mirarán al sol. Hasta entonces....¿meses? ¿años? no lo sé, pero mi romanticismo quebrado no está muy seguro al salir. Será por eso entonces que prefiere mirar desde la ventana o acercarse un poco a la puerta a ver quién es aquel que toca constantemente. Igual, podrá ser, que algún día...esa persona se lleve una nueva cajita de cristal y quizás, esa vez...sea para cuidarla y mimarla por siempre jamás.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es curioso, no pensé que fueras un cobarde (sin ánimo de ofender). La imagen que tengo de ti es de alguien que se arriesga a equivocarse mientras esa el camino que le dicta el corazón, alguien cuya pasión le consume de tal manera que tiene que dejarla escapar por sus múltiples facetas. En parte de ti aprendí que lo que realmente pueda tener sentido sale por la ventana cuando por la puerta entra el romanticismo y también a entrar al campo de batalla sin armadura y con mi "yo" como única arma. La verdad es que todos cambiamos, soy consciente, pero esta entrada me ha sorprendido

Anónimo dijo...

Preciosa metáfora, sin duda el que consiga esa cajita será alguien afortunado ;-)

Unknown dijo...

Buenas,
Es la primera vez que entro en tu blog, por casualidad...
Y como persona desconocida que soy he de decir que este texto, escrito des de tu experiencia, no me parece para nada el de un cobarde. Más bien de alguien que se observa así mismo y llega a sus propias conclusiones.
Eso no es fácil de hacer.

Saludos.

Unknown dijo...

Muchas gracias por el comentario Amelie. Ciertamente no me considero un cobarde aunque alguna vez he actuado como uno. Igualmente es la vida la que nos va enseñando qué camino escoger. Bienvenida a mi blog. Un abrazo.

EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE