UNFORGETTABLE MOMENTS

Hay veces en las que se me hace inevitable pensar en esos momentos que he vivido hace años y no se me borran ni aún viviendo millones más. La gran mayoría me hacen sonreír, pero siempre aparecen esas pequeñas vivencias que me hicieron feliz, pero que nunca más volverán a ocurrir y desembocan en la nostalgia. Incluso puede tratarse de una imagen, de un gesto, de algo muy característico de alguien.
Las Palmas es una ciudad que adoro, pero me trae muchos recuerdos y me da mucha pena volver. Principalmente porque nunca será lo que fue para mí hace unos años. La conocí de arriba a abajo y me encantó su gente. Supongo que tengo miedo de no volver a encontrarlos en el mismo sitio y que pierda un poco de la magia que le tengo.
Berlín es otro sitio al que me daría nostalgia volver. Lo pasé muy bien allí, me gustó mucho, fue muy especial y ahora igual me costaría volver a enfrentarme a tantos recuerdos que guarda esa vieja ciudad. Todos esos secretos escondidos que ya ni sé si fueron alguna vez reales. Así fue Berlín...espectacular.
Me acuerdo mucho de las veces que nos pasábamos cantando en mi Twingo Sarita y yo. Alejandro Sanz, Vega... esas boberías que nos encantaban y que difícilmente volverán. Las tardes y noches en casa de la abuela de Ione. Son tantos los recuerdos que van apareciendo en mi presente que de vez en cuando me apetece desaparecer un tiempo o volver al pasado para disfrutarlos de nuevo.
Una de las cosas que menos me gusta de mí es no poder controlar mi mente y no ser capaz de quitar de mi cabeza ciertas cosas que en determinados momentos me atormentan. Me hacen daño y soy incapaz de apartarlos durante al menos un segundo. Es más, la mayoría de las veces recuerdo todo con detalles y hace que su visión sea aún más nítida si cabe. La paradoja del olvido que se apodera de mí inevitablemente.