miércoles, 2 de diciembre de 2009

RAÚL'S CREEK


Recuerdo aquel niño de 15 o 16 años que esperaba ansioso a que llegara el viernes para poder ver su capítulo semanal de "Dawson Crece". Allí, todo era ilusión, ganas de vivir y perfección en estado puro. Fueron las primeras emociones que sentía, las ansias de que esas cosas tan bonitas y tan hermosas le pasaran a alguien como yo. Me sumergía en el pueblecito imaginario de Capeside y esperaba que un tal Dawson se enamorase de una tal Joey que casualmente era mi favorita y con el tiempo me di cuenta que teníamos bastante en común. Nunca nada ni nadie había despertado en mí tantos sentimientos. Recuerdo llorar varias veces, y también recuerdo estar con una sonrisa de oreja a oreja mientras miraba a la pantalla. Era todo tan mágico que aún siento ese cosquilleo en el estómago cuando vuelvo a poner los capítulos en mi dvd.
Han pasado casi diez años y he experimentado cientos de sensaciones. He vivido tantos momentos que era difícil que ningún coincidiera con los de la serie. Obviamente me enamoré, me rompieron el corazón, yo también rompí alguno, me engañaron, salí del armario, pérdidas, muertes, amistades profundas, grandes amigos y tristes despedidas. La vida no dista tanto de aquella serie que llegó a marcar mi vida, pero todos esos años ya han pasado. Hoy me siento en el sillón y me pongo a pensar. Daría casi cualquier cosa por volver a los 16 años. Me encantaría volver a enamorarme por primera vez (o a creer que estaba enamorado y después del segundo novio darme cuenta de que no), a no tener preocupaciones, a vivir la vida sin límites y sacando lo mejor de ella. Volvería a tener ese romanticismo que murió después de una de mis relaciones. Esa relación en la que di absolutamente todo lo que se puede dar y más (mucho más, lo imposible). Di el sol, la luna, mi vida, mi aire y al final terminé asfixiado de esperar que la vida me devolviera algo a cambio. Siento que me gustaría volver a ser romántico, pasteloso, cursi y ridículo. Desarrollar esa parte más femenina que una vez vivió en mí y que nadie, ni siquiera yo cree que pueda llegar a tener.
Sigo queriendo ser ese Dawson soñador y risueño que veía la vida de una forma tan ingenua y despreocupada que no era consciente de lo que tenía alrededor. Quiero vivir entre nubes de algodón. Quiero tener esa familia que te respalda a capa y espada, que te achucha y te besa de vez en cuando y que te guiña el ojo y te hace reír una vez al día.
Los diálogos de la serie me fascinaban. Esa forma de hablar era tan bonita que parecía poética. Esas bromas ingeniosas y ese humor inteligente. Utilizaban la ironía y el sarcasmo en algunos personajes y debo decir que fui fanático cuando la televisaban en canal +.
Después de todo no era tan diferente a los personajes de la serie. Hablo tanto o más que Andy, soy tan apasionado con lo que me gusta como Dawson, he vivido tan deprisa como Jen, he sufrido tanto como Joey, soy gay como Jack y digo casi más boberías que Pacey. No difiere tanto la realidad de la ficción. El problema llega cuando las cosas no salen como cada uno desea. Aún así yo me conformo con ver una y otra vez esos capítulos que aún me erizan la piel y me hacen sonreír y vivir cosas maravillosas a través de unos personajes que me ganaron para siempre hace unos años. Es cursi y adolescente, pero yo alguna vez también lo fui...

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EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE