
Primera vez en mi corta, pero intensa existencia en la que me veo reflejado en alguien tan mayor. Un tal "Walt" interpretado por Eastwood daba vida a un viudo cascarrabias y malhumorado que solamente quería vivir su vida a su manera. Sus respuestas ácidas y burlonas le daban ese toque característico que me recuerda a mi propio humor de vez en cuando.
Si sigo vivo dentro de 50 años, me veo igual que ese hombre, viviendo mi vida, intentando cambiar lo imposible y defendiendo lo indefendible. De pelea con el mundo, pero con el corazón y la mente en su sitio. Tan humano como los demás, pero con un pequeño caparazón que me guardo para mí mismo. Buscando reírme de la vida y de sus triquiñuelas.
A pesar de tener un final trágico, no me quedó un sabor amargo porque Walt hizo lo que para él era más correcto y siempre fiel a su filosofía. Recomiendo esta película porque demuestra que hasta los más duros tienen su corazoncito, y que después de todo, hay una persona de cada color y con un alma de diferente tesitura. Dando la justicia y ofreciendo la ayuda a las personas que más se lo merecen y lo necesitan. Además de ofrecer risas aseguradas, la película no tiene ningún desperdicio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario