martes, 3 de marzo de 2015

EL ISLEÑO TENERIFE

Para mí, que vengo de una isla perdida en medio del océano Atlántico; de un barrio donde los gitanos ejercían su hegemonía y donde las drogas estaban a la orden del día. Para mí, que vengo de una familia numerosa de 4 hermanos que se hicieron hueco para crecer con un solo sueldo que traía un padre trabajando de sol a sol. Para mí, que tenía que pedir beca si quería seguir estudiando y que suspender era un paso atrás; que a los 19 años empecé a trabajar y a día de hoy, 12 años después, no he parado. Para mí, que crecí a base de lecciones que no enseñaban en ningún libro, a base de unos padres que no tenían estudios sino la experiencia de la vida, que no es poca. Para mí, que llegó un momento en el que una isla se quedaba pequeña porque mi mente abarcaba el mundo entero. Para mí, que me ahogaba en los mares que rodeaban sus orillas, que me asfixiaban los veranos sin poder hacer nada más que ir a la playa, y que me corroía no poder dar un paso sin tener que coger un volante. 
Para mí, Madrid era un sueño lejano de otra galaxia, una idea exquisita para paladares más exigentes que el mío. No era más que un sueño en el que nadie más creía. Fue así como comenzó la andadura del riesgo, de la aventura y del miedo. Una experiencia que se convirtió en aire fresco, en oportunidades infinitas, en cultura asequible para cualquiera. Soy yo ahora, el que con nostalgia escribe estas palabras cuando está en casa solamente rodeado por la mirada y el ronroneo de un gato atigrado. Yo, el que echa de menos el mar con sus olas de formas caprichosas, los Alisios que apaciguan la temperatura, y los pueblos que invitan a quedarse. Una nostalgia que me confunde al pensar que ya no tengo hogar allí, que donde nací no es más que el recuerdo de veintitantos veranos en guaguas abarrotadas de arena y pieles morenas. Ahora, que me encuentro en mitad de dos territorios que amo, que quiero, y que añoro a la vez. Tenerife, la isla que me vio nacer y de la presumo cada vez que uso un "papas", un "graSias", una hache aspirada... Una tierra de la que nunca renunciaré y a la que siempre volveré porque necesito a sus gentes, a mi gente, a mi familia, a mi madre volando eterna en aquel cielo, a su cuerpo quemado a quemarropa en aquel cementerio, a los recuerdos de mis examores de colores, de Julio y sus tardes cósmicas, de los cuidados que llegaron a convertirme en lo que soy.
Mi Tenerife, con su flamante Teide, la montaña más grande de España, el tercer volcán más alto del planeta, las excursiones que hicimos hacia su cima, las noches en su refugio, sus paisajes lunares y caminos vírgenes. Tenerife, donde los microclimas me cohibían, los caminos me hacían invitado y donde la comida siempre sabe a hogar. 
Es ahora que no sé si hablo yo o mi nostalgia, yo o mis ganas de realizar alguna llamada, yo o el afán de algún abrazo infinito con los míos. Igual habla mi madre con la voz de los vientos, o mi padre con tanto recuerdo, mis amigos que me piensan aunque lejos, o simplemente los pasos que he dado por sus senderos. Es allí donde dejé de ser virgen, donde empecé a ser hombre, donde crecí desde que soy niño. Ahí nací, crecí, evolucioné y me equivoqué. Caí, me levanté y me volví a caer, hice daño y me lastimé. Fue en sus noches estrelladas donde vigilaba lo que la bóveda celeste podía ofrecer. Mi pasión, mi corazón y mi alma tienen su nombre entre riscos y barrancos. ¿Para qué ríos que no van a ningún lado? ¿Para qué si no vuelven a pasar y echan de menos los paisajes contemplados? Es Tenerife lo que me inspira y me llena, lo que me completa por las mañanas y el lugar del que procedo. 
Si no vuelvo no es porque no quiero, sino porque alguien como yo necesita sentirse realizado en muchos más ámbitos de lo que podría conseguir en un lugar tan lejano. Sin embargo, Tenerife solamente está a menos de 3 horas en un vuelo alado. Lo mismo que dura una película con buena trama, una cena con copa incluida o un café de sobremesa largo. Por eso, nadie podrá separarme de la tierra que llevo dentro. Hoy sé, que los isleños echamos de menos el mar, necesitamos la sal para sobrevivir y tenemos una extraña conexión con lo marino que ni yo mismo podría expresar. Tenerife, cuatro sílabas que saben a mar, a viento, a fauna y flora peculiar. Volveré, como cada noche en todos mis sueños, y en la realidad me tendrás ahí en cualquier momento. Como isleño a su tierra o marinero a la deriva, aprenderé a seguir contigo como norte y sur. Solamente le pido a la memoria que no borre en 50 años todo lo que aprendí en tu lugar. Gracias Tenerife por enseñarme a luchar

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EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE