miércoles, 3 de diciembre de 2014

ÉRASE UNA VEZ UN HOMBRE A UNA NARIZ PEGADO

Y de pequeño era esquelético y malhumorado. Extremadamente serio, a la vez que tímido. Mi voz de pito delataba mi futuro destino. No sabía en qué me convertiría, no pensaba lo que la vida me reservaba. Muchos me envidiaban por mis 10 infinitos y mis interminables sobresalientes. Nunca fallaba, lo sabía todo y era lo único que tenía garantizado...mi 10 en el colegio y mi 0 en la vida. Era tan inteligente y maduro como sensible. Entonces empezó a crecer...no mi cuerPo, sino mi nariz y varios adjetivos salían de bocas ajenas tachándome de todo. Feo, porreta, narizudo... Yo no tenía ni idea, pero un día al llegar a casa me miré en el espejo; bastó con abrir las compuertas del mueble del baño para ver el objeto de burla. No quería asumirlo, pero tenían razón...mi nariz era grande, muy grande....y yo era pequeño...muy pequeño. Un contraste peligroso que me taladraba en el cerebro. Así que me aislé, me cubrí de una tela impermeable para que no me hicieran daño. Aun así me veía feo, imperfecto, incorrecto, desproporcionado, castigado por la genética, por la historia, por el destino. Fue así que pasé los días buscando quien me dijese qué iba a pasar conmigo."Érase una vez un hombre a una nariz pegada", esa frase que marcaría niñez y adolescencia. Palabras hirientes venían de amigos, enemigos, conocidos, hermanos...directa o indirectamente herían y mucho.
Lo que yo no sabía es que al igual que mi nariz yo también crecería y de muchas otras formas que los demás no harían. Me volví fuerte, rebelde y descarado. No me avergonzaba de lo que era y decidí ponerle rienda a mi camino. Me convertí en lo mejor que pude ser, que resultó no ser otra cosa que yo mismo, lo único que sé ser, que puedo ser. Deseé tanto no tener esa nariz, poder ser mayor de edad para operarla y borrarla para siempre. Maldecía la crueldad de los niños, la maldad de los adolescentes, la burla de los adultos. Finalmente pasaron circunstancias, consecuencias, desdichas que transformaron mi mundo en algo nuevo, fascinante, aun por descubrir...y me adentré a vivir. Me perdí en los libros que desde siempre han sido mi refugio, me marchaba al ritmo de la música que me fortalecía y comencé a caminar por la vida. Sin miedo a nada y tenía el firme objetivo de ser feliz. Ya convertido en hombre asumí que una nariz no es más que una nariz, que las palabras se las lleva el viento y que los defectos al final no son tan malos. Lo bonito de ser imperfecto, el arte de lo abstracto, el poder de lo diferente. Me creció barba, me convertí en adulto y aunque grande mi nariz ya no destacaba tanto. El patito feo dejó de serlo y aun lejos de convertirse en cisne....se conformó con poder emprender el vuelo mientras el resto de patos se conformaba con ver el fondo del mar. Yo, sin embargo, miraba al cielo. Ya tenía una razón para hacerlo, una nueva estrella que me vigilaba y me protegía y así fue como solo y sin escudo me enfrenté a vivir en el mundo. Aprendí con palos, patadas y puñales. Escapé de guerras, batallas y ofensas. Supe perder, pero también pude ganar. Las victorias me enseñaron que soy capaz de todo...las derrotas me enseñaron a convertirme en mejor persona. Y hoy, después de muchos años...aquellos patos siguen con la cabeza bajo el agua viendo el fondo del mar...lo único que los mantiene vivos. 

No hay comentarios:

EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE