sábado, 8 de septiembre de 2012

EL HOMBRE QUE ERA MÁS FUERTE QUE EL DOLOR

Hoy me apetece contar una historia que conozco muy bien. Es la historia del hombre que superó al dolor y que fue más fuerte que él. El hombre que venció en todas las guerras contra la vida y sus triquiñuelas. El noruego, así es como voy a llamarlo, nació un trágico día hace ya bastantes décadas. Justo ese día su madre murió al dar a luz y se quedó huérfano desde que abrió los ojos por primera vez. Nunca conoció el amor de una madre, la dedicación, el cariño que proporciona. Su padre comenzó a beber y a descuidar a sus hijos, por lo que la hermana del noruego tuvo que ocuparse de él desde muy pequeño. Años más tarde su casa ardió, pulverizando así todos los recuerdos, fotos convertidas en cenizas y demás objetos valiosos que robaron las llamas.
Años después el noruego se embarcó y surcó mares y océanos. Fue desde Europa a Asia, pasando por Durban en África, por China, por Noruega, Alemania y decenas de ciudades. Se llegó a enamorar de una noruega en sus innumerables viajes a Oslo (centro base en ese entonces) hasta que finalmente fue una española la que lo cautivó. Ella se convirtió en su universo y no solo le dio cuatro hijos, sino que era su razón para seguir en este mundo. Descubrió con ella todo lo que no había conocido hasta entonces: amor, amistad, cariño, pasión...tantos sentimientos que le eran ajenos a su edad. Hacía años había aprendido el oficio de albañil, ya que no tenía estudios, y desde que dejó los mares empezó a trabajar cerca de su mujer y sus hijos. Con el tiempo consiguió un humilde trabajo de sepulturero en varios cementerios cercanos y así permaneció hasta que se jubiló.
El noruego alternaba su trabajo de 8 a 5 con "cáncamos" de albañil por las tardes para que a sus hijos no les faltara de nada, para que fueran felices y no vivieran el calvario en el que se vio sumergido. Años trabajando doce horas al día para mantener una familia que dependía completamente de su sueldo. Con tan sólo una vía de escape en verano en forma de quince días de vacaciones que disfrutaba con su mujer.
Cuando miraba atrás se sentía orgulloso de las cosas que había conseguido; de una esposa maravillosa, cuatro hijos sanos, la casa que él mismo había construído con sus propias manos. Había sido un cambio radical el pasar de la libertad que da un barco que atraviesa los mares a trabajar infinitamente para sacar una familia adelante, pero era su felicidad y él mismo la escogió.
Quiso el destino, la vida, la muerte, o el azar que a los 53 años su mujer falleciese repentinamente dejándolo viudo y al menor de sus hijos con tan sólo 19 años. Fue entonces cuando todo cambió y tuvo que tomar las riendas de su vida, confíar en sus hijos y seguir mirando hacia delante tragando lágrimas a cada paso. Aprendió a cocinar, limpiar, lavar y fregar a los 60 años, a la fuerza. Sin embargo, sin ninguna razón más que su propia supervivencia decidió vencer al dolor, y lo consiguió.
Poco a poco vio a sus hijos crecer y convertirse en hombres y mujeres, mientras se pasaba los meses llevando flores a aquel nicho que lo apuñalaba con cada visita. Quiso la desdicha una vez más ponerle a prueba brindándole un cáncer, enfermedad que tras años de lucha, paciencia y perseverancia pudo sobrevivir. Una vez más el noruego venció al dolor. Como recompensa tuvo nietos, cambió de casa para olvidar recuerdos y sorprendentemente nunca buscó ninguna otra mujer que suplantara a su esposa. A día de hoy el noruego sigue en pie, fuerte, sereno y tranquilo.
Este pequeño resumen es la historia de mi padre, que en la actualidad tiene 71 años, sigue haciendo trabajillos de albañil y está fuerte como una roca. Para mí, un referente total en mi vida, un apoyo, un héroe. Un hombre que no solamente venció al dolor, sino que ni el cáncer, ni el colesterol, ni las muertes de sus pilares lograron convencerlo para rendirse. Un luchador nato del que saqué toda la fuerza que tengo dentro para seguir por el camino que sigo, y para sonreír después de mi mala espina en ciertos aspectos de mi vida.
Yo, a día de hoy, con 28 años a mis espaldas...solamente le pido a la vida que pueda ser la mitad de hombre de lo que ha sido él, la mitad de fuerte de lo que ha sido él y la mitad de valiente de lo que ha sido él. Nunca he estado tan orgulloso de nadie y probablemente nunca lo estaré. Y aunque en ocasiones seamos dos extraños...siempre habrá una parte de mí que haya sido suya antes. Es justo por esos pedacitos que me ha dejado al vivir, por los que yo lucharé hasta la muerte. Gracias papá.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Preciosa la historia Ra... :-)

Unknown dijo...

Gracias!!! Mua

Anónimo dijo...

Gracias por compartir esto con todos. Es lo que necesitamos en estos monentos tan duros para tantas familias. Todo un ejemplo a seguir.

LuisMAG dijo...

Preciosa historia y manera de contarla. Gracias por compartirla. Muacka

EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE