sábado, 14 de agosto de 2010

MI EQUILIBRIO


Con unas notas en si bemol mayor creo que comenzó mi existencia. Dicen que el momento más importante de cada ser humano es cuando acaba de nacer, cuando se enfrenta al mundo exterior y a todo lo que ello conlleva. Mi vida comenzó con un puñado de notas de piano, con una melodía que aún a día de hoy perdura en mi dislocada memoria. Me va quebrando las neuronas poco a poco hasta convertir mis recuerdos en un cliché a todo color de experiencias al rojo vivo. Siempre he caminado por el lado seguro de la acera y cuando tomo algún riesgo es porque tengo claro que las consecuencias negativas son parcialmente afrontables por mi carácter. Procuro pisar sobre seguro. Sin embargo, hace un tiempo que voy caminando a otro ton, a otro son. Es como si me encontrase en un estanque lleno de flores de loto y mientras camino sobre ellas algunas se hundiesen a mi paso. Normalmente suelo salir a la superficie, pero en más de una ocasión he estado a punto de ahogarme. Lo peor es que me he acostumbrado a ir a ciegas y ya no necesito luz ni para ir al baño.
He dedicado toda una década a encontrar el equilibrio, a no salirme del sendero. Imagino que muchos seres humanos hacemos que la vida se rija por el balance del ego propio. Yo pretendo mantener mi equilibro contra viento y marea y parece que lo voy consiguiendo. Se tratará quizás de esa sinfonía que me ayuda a lo largo del camino. Mi guía sonora que hace que mi sentido del oído sea cada vez más agudo. Antepone el poder de la música a la existencia del ser humano. Como una batuta que se mueve sola y provoca que todo un recinto toque a su antojo. El balance proporciona el equilibrio y las dudas en una misma medida. Un buen consejo que sigo cada día es mantener la calma y no permitir que la contaminación acústica me afecte. El mundo gira, pero yo no puedo salvarlo con mi voz, y por eso prefiero permanecer callado en el fondo del escenario, donde nadie me pueda ver.
Una vez alejados los monstruos del pasado ya se hace más llevadero el peso de la balanza. Hace que yo sea capaz de equilibrar el sentido de mi vida cuando las cosas van mal y controlar los impulsos de engañosa felicidad cuando las cosas van demasiado bien, para evitar caer desde una novena planta cuando echo a volar. Encontrado mi lugar, ya puedo dejar el peso del equipaje y decidir qué camino voy a escoger en el próximo tramo. Divagar a mi gusto por cualquier tipo de superficie sin preocupación alguna. Las normas se van inventando mientras se camina y siempre podré dejar caer migas de pan para volver al principio si alguna vez me encuentro ante un punto sin retorno. No importa si hablo y nadie escucha, si escribo y nadie lee, si grito y nadie oye. Lo más importante de todo es seguir manteniendo el equilibrio y la compostura, porque pase lo que pase, un hombre de verdad, lo último que pierde es el equilibrio.

No hay comentarios:

EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE