miércoles, 20 de agosto de 2008

ALMA GERMÁNICA


Toda una vida puede cambiar con el "blink of an eye". Tratando de huir de aquí, el destino me llevó a Austria, un país para mí desconocido. Graz cambió mi perspectiva y mi mundo entero. Después de haber estudiado francés cuatro años, parecía que ahí estaba mi próximo lugar (ingenuo de mí). Finalmente acabé frente a unos cuantos miles de austriacos hablando un dialecto cerrado de alemán que yo no entendía y que me llevó al límite de mi paciencia. A día de hoy ha cambiado mi rumbo para mejor.
Después de terminar tan harto de la jodida carrera, decidí que el inglés ya estaba finiquitado y que tenía que tomar otro avión a un nuevo destino. Entonces apareció él, tan odiado y rechazado. Me dijo que me olvidara de la cursilada del francés y que cogiera al toro por los cuernos y me uniera a él. No hubo nada mejor en ese momento y seguí su consejo. Me adentré en sus mares de declinaciones y sus tormentas de formas verbales. Palabras imposibles e interminables y pronunciación impensable. Lo que se resume a una fachada de habladurías y prejuicios que nadie quiere comprender.
Este último año ha tenido un sabor bastante germánico. Practicando alemán, mi visita de nuevo a Graz, Viena, conocer Berlín. Todo muy intenso. La historia de Berlín me conmueve de una manera extraña que no podría explicar. Tengo en mi estantería unos cuantos libros que me traje de Alemania que desprenden olor a guerra, muro y muerte. Las clases de alemán, mis compañeros de trabajo que cubren alemán...la canción de Vega que trae de vuelta el recuerdo de aquel muro infranqueable y el libro de Markus Zusak "La ladrona de libros".
Liesel trajo consigo todo un mundo que era desconocido para mí. Tanto sufrimiento, tanta maldad, tanta ignorancia. Nunca he sido de los que se mete tanto en el papel que suele remover sentimientos desde el interior sin quererlo. Tampoco de los que no puede soltar el libro hasta que lo termina y lo lee con tantas ansias que al terminarlo parece como si nunca lo hubiera empezado. Sin embargo, esta vez fue distinto. Sensaciones que van, sentimientos que vienen. Volver al pasado, a la guerra. ¿Qué es la guerra? ¿Acaso los que estamos aquí y no la hemos probado osaremos a hablar sobre ella? Yo no tiraré la primera piedra. Tan sólo puedo decir que Liesel cambió mi reflejo.
Quizás el tiempo desvele la oportunidad de poder vivirlo más de cerca. Volver a ese lugar con nombre de bollería para poder hablar como un extraño más en aquella hermosa ciudad. Quizás descubriré que en alguna otra vida, o en el fondo de esta misma...navega por mis venas un alma germánica.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Berlín es una de las ciudades a la que me gustaría ir. Espero conocerla algún día. Un abrazo, pibe.

EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE