Como un mal espía del 2050 se pasa los días buscando su olor, su color, su paradero en cuerpos extraños. Resquicios de redes sociales o conexiones inexistentes, o simplemente a través de algún conocido que como limosna le proporcione un poco de información de lo que nunca llegó a olvidar. Yo le recomiendo la nueva pastilla que borra los recuerdos, que olvida todo lo que ha pasado y que yo, lejos de esperarle llegar desde alguna esquina, ya ni recuerdo todo lo que no le quise. Pasatiempo lo llaman algunos, yo prefiero la palabra "diversión". Así de sencillo quiso marcharse, y así de sencillo olvidé cómo pasó. Él, en cambio, prefiere buscar refugio cerca de él planeando un futuro en una misma ciudad inventada, como si no existieran billones de ellas alrededor del globo terráqueo. Lo busca en fotos, textos, colas de eventos, portadas de libros, en cualquier mecedora abandonada en la basura y hasta en los más extraños sueños. Lo escucha en canciones, en películas, en títulos largos de poemas, hasta en animales muertos de carreteras. Él lo disfraza de odio, pero todos sabemos que es la ignorancia de una explicación que ya nunca llegará...porque se ha olvidado de todo. Olvidó el pueblo, el perfume, el vehículo, la impotencia, las llamadas telefónicas, el paripé a destiempo, el aeropuerto...olvidó tanto que apenas recuerda su nombre, dónde está y a qué se atiene.
Yo le recomiendo que deje de buscarle, que deje de curiosear deseando maldades, que el que siembra vientos...recoge tempestades. Le sugiero que se olvide de que existe, que continúe con su vida, y que no diga que la suya está vacía, porque los que tildan vidas ajenas de vacías y las requisan...es porque las suyas no son mucho más diferentes. Sin embargo, en vez de estar vacía, su vida está llena de todo lo que no pudo tener antes. Es tan feliz que respira corazones andantes, que vuela sin alas visibles y ama con todas sus fuerzas. Si ese es el vacío que se rumorea, entonces bienvenido sea. Lo más sabio, el mejor consejo, la mayor cura...es superarlo del todo y pasar página. Dejar a los demás vivir sus aventuras y buscarse una propia que llene tanta amargura. Es así, amigo mío, como tú quisiste las cartas sobre la mesa, y la mejor de las victorias es volver a ponerlas boca abajo y marcharse a otra dimensión donde la libertad de tu pensamiento te deje realizarte al fin. Desaparece de su vida para que empieces a vivir la tuya.
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