domingo, 9 de diciembre de 2012

MALDITO COBARDE CARACOL

Por querer quiero una nueva nariz, un cuerpo más esbelto, una hermosa voz. Ojalá pudiera mandar algo en mi corazón, pero eso se me va fuera de alcance. Camino, huyo, corro en una nueva dirección que me enseñe otro diferente color...que no sea en tus tonos de azul. Busco verdes radicales en los árboles, marrones eléctricos en la tierra, rojos profundos en mi sangre y lo único que encuentro eres tú. Clavado tan profundo, unido tan dolorosamente que ya no se discernir qué parte de esta canción soy yo. Me busco y no me encuentro. Me miento y descubro que al final no me quería más que a ti, y me dejo vencer..como todos aquellos amigos que perdí a lo largo del camino. Los que igual algún día volveré a ver en el paraíso de los cobardes que se negaron a luchar. Aunque lamentablemente ahí también estarás tú...el que soltó la lanza para defenderme todas las veces.
Me miro de arriba a abajo encontrando destellos en gris que brillan sin relucir, como la chatarra barata que signifique para ti. Te quise en la misma medida en que tú te alejaste de mí. Ciego y loco cuentan que fui, porque para estar debo ser, y yo todavía no me encontré. Te llevaste todo menos las lágrimas que nunca quisiste probar, y te adelanto ya que no eran de cristal...sino saladas como el mar. Ocurrió mientras decías "no, contigo no". Y te fuiste rápido sin mirar atrás, aunque nunca te vi tan veloz, pequeño maldito caracol. Tú, dos palabras que duelen y un acento que se me clava en el corazón. Tantas veces te despedí que nunca pude dejarte marchar. Lo hecho antes ya, pero al final...volveré a empezar.
Ventanas cerradas que cegaban mi razón, tormentas internas que consumían mi corazón y mi vida enredada en una tela escurridiza de dolor. Me infectabas con mentiras que alimentaban tu traición, y yo con aquella venda que nunca quise agujerear. Ahora quiero desaparecer con otro rumbo y sin tambor, quiero empezar a poder ser al fin yo, quiero no saber con quién calientas tu colchón...en aquella infinita habitación. Doy el primer paso que pienso me llevará al lugar que pertenezco. Camino despacio e inseguro, me resbalo sin razón. Termino mirando al cielo y suplicando su perdón; no volveré a cometer tantas veces un mismo error. Cuando bajo la vista no veo más que tu odioso hilito de plata en el que sigo estancado. El camino al infierno que tan solo una babosa como tú pudo crear. Y yo, estúpido como siempre lo sigo sin rechistar para volverte a encontrar. Lástima que no he aprendido aún que la plata viscosa no es real  y no tiene más valor que un mísero pajar. Maldito cobarde caracol...
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me sigue sorprendiendo la facilidad con la que describes emociones y nos haces a todos partícipes sin quererlo de ellas. Felicidades porque siempre te superas... muy buena.

EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE