Las ventanas abiertas para que purifiquen el alma y una certeza nueva aprendida: "la justicia no existe, se la inventa cada ser humano". Después de aprender esta lección vive más tranquilo, más sereno, sin enfadarse por lo que ocurre. Ello no le ha provocado ganas de dejar de luchar por lo que considera correcto. Dicen que una de sus virtudes es que habla claro y cuenta lo que tenga que contar. Un papelón que ya no se estila entre ciertos círculos...no obstante, él nunca se rigió por modas. Ahora se le marcan arrugas en la cara, sutiles patas de gallo al sonreír que lo han hecho más atractivo con el tiempo. Unos kilos de más, un puñado de nervios de menos. ¿Para qué más?
Quedaron atrás años de fatídicas relaciones amorosas que no llevaron a ninguna parte, casi una década de orfandad que lo convirtió en lo que es y más de un par de operaciones que lo volvieron a la vida con más fuerza, aferrándose en lo que realmente importa. Asentado con un ser especial que lo protege allá donde va y con el que cuenta contra viento y marea. Y su gato, ¿quién no conoce a su gato? Complicidad en estado puro...nunca se vio nada igual.
Ahora anda sin velas en la mano que alumbren su camino. Prefiere ir a oscuras para lidiar con las sorpresas de la vida según aparezcan. Los caminos pueden ser pedregosos y deslizantes, pero ello antes nunca le impidió conseguir cada una de sus metas. Guerras ganadas, batallas perdidas...todo eso ya quedó atrás. Linterna en el bolsillo y pilas de recambio es todo lo que hace falta en las misiones del destino. Finalmente el aprendiz se hizo mayor.

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