lunes, 21 de noviembre de 2011

I JORNADAS DE ACTUALIZACIÓN EN DISCAPACIDAD AUDITIVA



El fin de semana pasado tuve maratón de nuevo al asistir a las I Jornadas sobre Discapacidad Auditiva que la Universidad de La Laguna organizó con la colaboración de otras tantas entidades. Considero extremadamente positivo que se organicen este tipo de eventos para dar a conocer los problemas que implican ciertas enfermedades auditivas, las barreras con las que se encuentran actualmente las personas que la padecen y las soluciones parciales que existen en el mercado. Resalto sobre todo el tema de la sensibilización y la difusión del colectivo sordo que tan desconocido se muestra en la actualidad.



Cuando escuchamos la palabra sordo la asociamos a una persona que no puede escuchar y tampoco hablar y lo denominamos “sordomudo”. De forma sencilla me gustaría aclarar que una persona sorda no tiene por qué ser muda. Simplemente se tiene la capacidad de desarrollar el habla, el inconveniente es que no es tan sencillo como parece. No alejándome mucho del tema quiero comentar que las personas sordas no están todas “sordas como una tapia” como vulgarmente se comenta en la mayoría de los círculos. Existen diferentes grados y tipos de sordera: algunas hereditarias, otras adquiridas… Cada persona sorda es un mundo.


Centrándome de lleno en las jornadas debo confesar que sentí una pena enorme al ver aquella aula magna sumamente vacía con unos pocos cientos de personas, y poco a poco más y más vacías a medida que continuaban las charlas. Los grandes interesados fuimos los que conocemos la temática de cerca, los que convivimos con ella, nos preocupamos por ella y trabajamos o estudiamos para mejorarla, aliviarla o al menos interesarnos en conocerla. Otro gran porcentaje lo formaban alumnos que necesitaban fervientemente esos dos ansiosos créditos de libre elección. Entiendo que eran suculentos, pero al encontrarnos ante unas jornadas y pagar 50€ como mínimo, qué menos que mostrar un poco de curiosidad, tomar algunas notas e intentar ser un poco más culto y consciente del mundo que nos rodea.


Me quedo con los familiares de personas con discapacidad auditiva, con los médicos que trabajan contra todas sus patologías, con los intérpretes que al menos procuramos que las personas sordas tengan acceso pleno a la información del mundo y esos pocos seres humanos interesados en la discapacidad invisible que tan abandonada ha estado a lo largo de los años. Confieso que mi cansancio era aparenta, ya que venía de una dura semana de clases combinadas con trabajo y llevaba bastante sin descansar. Sin embargo, salí bastante satisfecho de ciertas charlas y no siempre se amortiza el dinero que uno paga, pero en mi caso no podría estar más contento.


Resalto una ponencia que me conmovió de manera suprema. Después de las barreras que la vida me ha brindado a superar y los problemas por los que he tenido que pasar, no soy persona que se sorprenda por experiencias o traumas que haya padecido algún individuo. No hablo de no ser empático, sino de no emocionarme con vidas duras, complicadas y desgraciadas. No obstante, aquella mujer hizo que mis ojos tuvieran ganas de llorar. No por la pena que sentía por su situación, sino por cómo afrontó la vida, por cómo decidió agarrarse fuertemente a ella y por cómo era capaz de reírse de su pasado, de burlarse de sus miserias y de exponerlas públicamente ante cientos de desconocidos. Lamento que fuese casi al final de las jornadas y decenas de personas ya hubiesen abandonado la sala tras firmar la asistencia. Ellos sí que me dan pena por haberse perdido una lección de vida como aquella.


Se trataba de una mujer que se había quedado sorda siendo una niña. Ocurrió por unos problemas con antibióticos o vacunas (no recuerdo bien). Hablaba perfectamente, pero no podía escuchar. Una de sus grandes barreras era que no había querido aprender lengua de signos, lo que limitaba aún más su situación. Añadiendo que era bastante mala leyendo los labios, como ella misma confesó. Sus padres le proporcionaron la mejor de las educaciones y por ello crecían sus inquietudes hacia la vida. Su hermana oyente hacía de tripas corazón y se convirtió en un apoyo coraje para ella, ayudándola en cualquier trámite o información que necesitase. Ya de adolescente decidió que quería ser veterinaria. ¿Por qué? Porque los animales eran los únicos seres vivos que la comprendían y con los que se podía comunicar sin necesidad de escucharlos. Se fue sola a vivir a Gran Canaria hasta que terminó su carrera, realizó sus prácticas y entonces se dio cuenta que nunca podría ser veterinaria. La sociedad, las barreras que ésta imponía, la falta de información del entorno y la poca sensibilización a la discapacidad auditiva lo impedían (hay que recordar que esta señora habla perfectamente, así que traten de imaginar qué ocurriría con una persona sorda que no haya adquirido el habla o que apenas haya desarrollado este sentido… que son un gran porcentaje). Con gran esfuerzo se convirtió en inspectora de sanidad, su trabajo actual. Ella contaba cómo fue su experiencia en las oposiciones; cómo le contaban que por su discapacidad sería evaluada de forma diferente y cómo finalmente la evaluaron igual que a una persona oyente. Le prometieron que no tenía que realizar examen de idiomas por ser sorda y finalmente le hallaron la media con un cero en esa destreza. Otro de los exámenes era oral y pudo salvarlo en parte, aunque sin responder a la ronda de preguntas, puesto que no entendía qué se le preguntaba de forma oral. Finalmente y con sudor de sangre aprobó las oposiciones y quedó en un puesto penoso que no se correspondía con sus capacidades ni con su situación. Consiguió plaza en la isla de la Gomera, en la que la discapacidad auditiva brilla por su ausencia. Si en Tenerife existen cientos de barreras de comunicación para una persona sorda…cuesta imaginar cómo será en una isla menor. Su vivienda no estaba adaptada en absoluto (carecía de señales luminosas o vibratorias que hicieran su estancia más placentera) y el gobierno se negaba a proporcionarle medios o ayudas para conseguirlo.


Sin extenderme mucho más me gustaría invitar a la reflexión a todas esas personas que piensan que la vida se acaba cuando los abandona su pareja, que todo termina cuando muere un familiar cercano, que no hay continuación después de enfermedades crónicas. Esas personas que se quejan por no tener dinero para comprarse un ipod o un ordenador, que sufren cuando no tienen saldo en el móvil o que lo pasan mal cuando físicamente no son lo guapos que les gustaría. Los invito a que se metan en la piel de una persona con discapacidad auditiva, que los traten de comprender, que entiendan el aislamiento que sufren en la sociedad. No hay que dar la espalda a las minorías, y sobre todo comentar que todos somos personas y poseemos sentimientos, inteligencia, emociones. Somos diferentes, pero tampoco lo somos tanto al mismo tiempo. Es triste no recibir información de lo que nos rodea, no poder interactuar con cualquier persona, estar condicionados de por vida. Yo soy de los que piensa que no son las personas sordas las que no escuchan, es la sociedad que hace oídos sordos a lo que ocurre. Invito a todos a ser sordos, a ser mudos, a ser ciegos, a ser todo lo que se puede y no se puede ser. A ser conscientes, consecuentes, buenas personas….a ser solidarios, desinteresados, humanos, sobre todo a ser humanos. Si verdaderamente saben escuchar y oír…háganlo hoy más que nunca.

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EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE