lunes, 21 de noviembre de 2011

AMÉN...



Son muchos los que confunden ser católico o creyente con la iglesia, o ser ateo con renegado, o ser agnóstico con un dios nuevo que hemos inventado. Yo aún recuerdo esa conversación que tuve con mi madre cuando yo era un niño en el que yo le preguntaba que por qué dábamos religión en clase si no era religión, sino cristianismo o catolicismo. En España no hay libertad de elección en ese sentido. A no ser que nuestra familia sea Testigo de Jeová, Budista, Musulmana, Judía o derivados…nos toca ser católicos, casi por obligación. En aquella conversación recuerdo decirle a mi madre que yo no quería ser católico como los demás, que yo quería elegir lo que quería ser. Fue entonces cuando pacté con mi madre que desde que hiciese la comunión (su gran deseo) me quitaría de religión del colegio. Y así de “sencillo” fue. No he contextualizado que mi madre era practicante hasta el punto de pasarse todos los domingos en misa. No creía en los curas para nada, pero sí que era muy buena cristiana y cumplía.



Con el paso de los años me he dado cuenta de la razón que tenía al no querer ser cristiano y ciertamente se ve reflejado en lo que detesto la iglesia católica cada día más. Tanta pretensión y creencia en balde, tanta cesta pasando todos los días a varias horas para ver al cura montado en un mercedes cuando se supone que está ahí de forma “desinteresada”. Siempre he dicho que soy ateo o me he identificado con la no creencia en nada. Igual ha sido por ello que la vida me ha brindado tantos palos en tantas direcciones. Actualmente me veo más agnóstico que otra cosa. Sé que nacimos de algo, que algo nos creó, confío en que existe o existió “algo” más allá de los dioses inventados de todas las demás religiones y de las historias que las avalan, pero no sé de qué se trata. También creo que como mi estancia en la Tierra será bastante limitada, no voy a pasarme los años esperando desmantelar ningún enigma, o encontrando algún todopoderoso que nadie ha visto antes. Prefiero caminar por la vida libre y con mi conciencia tranquila por creer en mí mismo y en lo que veo que me rodea.


Respeto muchísimo las creencias y religiones de cada persona, aunque no comparta ciertos aspectos de algunas que nos tachan como personas ante su creencia y prefieren que muera un ser humano a “traicionar” a su dios o mesías. He vivido con católicos, con budistas y he conocido a Testigos de Jeová y adventistas y todo muy respetable. Lo que no puedo respetar es a la iglesia católica, a ese circo que cada vez se cree más poderoso y cada día se hace más invencible. Solamente hay que mirar atrás en la historia y ver qué ha sucedido con tanta masacre, tanta maldad disfrazada con toga, tanta burla y parodia si se supone que se parte de la base de que todos los hijos de Jesús somos iguales. Entonces que la iglesia lo demuestre en primer lugar. Cuántos curas homosexuales hay en España y cuántos han abusado de menores. Cuántos sacerdotes u obispos han practicado sexo, el mayor de los pecados y cuántos han tenido hijos. Cuántas veces se puede perder la virginidad para la iglesia… Una iglesia y una religión que prohíbe tantas cosas y que bajo mi punto de vista no tiene derecho a nada en absoluto.


Me hace gracia también lo que se denomina “creyentes” o “practicantes”. Me encantaría hacerme reportero y periodista por el simple hecho de poder ir por las calles entrevistando a todos aquellos que son católicos y preguntarles por qué lo son, qué les ha llevado a ello y cuánto hace que no pisan una iglesia. Hay católicos que solamente pisan tierra sagrada en bodas, bautizos o funerales. Hay católicos que no han sido ni bautizados siquiera. Hay católicos que en su vida han leído una mísera página de la Biblia. Hay católicos que utilizan preservativos y por lo que tengo entendido eso va en contra de la religión, ya que mata la procreación natural del ser humano (independientemente de las enfermedades que podrían cogerse de no utilizarlos, pero claro, la religión está primero). Yo me río de esas personas que siguen una religión sin haber leído siquiera su libro sagrado, sin saber de qué se trata, qué se trama, qué ocurre en esas cuatro paredes llamadas “la casa del señor”. Me río de cómo siguen procesiones que no entienden, cómo lloran por santos que no saben si existieron, por vírgenes que probablemente jamás hayan pisado la tierra, por cruces que mataron a su modelo a seguir. ¿Qué es el agua bendita? ¿Acaso no sabe igual que Bezoya, que Fonteide, que Fuentealta? ¿Qué es el cuerpo de Cristo? ¿Acaso no es la cobertura de una almendra rellena de navidad? ¿Y el vino? ¿Acaso no es vino de cartón con el que algunos cocinamos? Ah, no, que ese vino que ellos usan es tinto…perdón.


No entiendo tanta hipocresía, tanta farsa, tanta mentira. ¿Acaso los seres humanos por ser malos no tenemos derecho a estar en el mundo? Ellos dicen que Jesús nos ama a todos por igual, pero a ellos los castiga. ¿Qué hemos hecho los homosexuales para merecer el rechazo de la iglesia? ¿Acaso los curas no practican sexo oral con hombres como nosotros? Que tiren la primera piedra e igual se les cae el tejado encima. Si los cristianos no utilizasen métodos anticonceptivos habría una media de 20 hijos por familia, ¿es eso lo que quiere la iglesia y su religión? Poblar el planeta de niños que no podrán ser mantenidos… Ah, no, su solución es no practicar sexo sino 4 veces en la vida. Me faltan dedos para contar tanta contradicción. Lo gracioso es que probablemente yo esté mejor informado y tenga más recursos acerca de la religión cristiana o católica que la mitad de los creyentes que la siguen, pero eso tampoco cuenta. Que me impongan crecer en España por haber nacido aquí, o emigrar hacia otro lugar porque mis padres lo hayan decidido, que me obliguen a estudiar hasta los 14 o 18 años porque así lo dice la ley o algún estatuto, pero que no traten de forzarnos a ser partícipes de algo en lo que verdaderamente no creemos. ¿Acaso el cura nos salvará de un cáncer por mucho que recemos? ¿Acaso desaparecerá el VIH si vamos los domingos a misa? ¿Acaso se acabará el hambre y la pobreza por comernos el cuerpo del señor todas las semanas? Considero inauguradas las jornadas de reflexión religiosa…

1 comentario:

Javier dijo...

Bufff... suscribo todo lo que dices,¡qué grandes verdades! Igualito que votar a un partido político sin haberse leído su programa o siquiera saber lo que van a hacer. Ellos sabrán...

EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE