jueves, 30 de julio de 2009

LOS SECRETOS DEL ROLAND GARROS


Para cualquier flipado del tenis como yo, una de sus mayores ilusiones (aparte de poder jugar al tenis) es ver algún partido de un Gran Slam en directo, o al menos ver las canchas y las instalaciones de alguno de ellos. De casualidad pude ver las del Roland Garros en París. Ni siquiera estaba planeado, pero aquel cartel de dibujos en el vagón de metro encendió la bombillita. Se buscó hueco y pude ir. Lo mejor del viaje sin duda.
Una visita
al recinto donde me enseñaron desde las canchas hasta los vestuarios, pasando por los pasillos, las salas de ruedas de prensa, etc.
Por lo visto
el tal "Roland Garros" no tenía nada que ver con el tenis. Era una especie de ídolo nacional en Francia. Entre otras cosas era aviador, y había conseguido cosas inauditas para la época (como volar sobre el Mediterráneo por primera vez).
Junto a la recepción hay un museo con toda la información de la historia del torneo. Or
denadores en los que buscar cualquier cosa acerca del evento. Raquetas de los jugadores desde los inicios del torneo, fotos de todo tipo y libros sobre tenis en todas sus vertientes. Todo un lujazo.
El inicio de
la visita fue en una plaza que había en el recinto, justo por fuera de las instalaciones y la entrada principal. Rodeada por cuatro estatuas de tenistas que dominaron las canchas en los años 20 y 30. Fueron Jacques "Toto" Brugnon, Jean Borotra, Henri Cochet, y René Lacoste. Comenzamos subiendo las escaleras hacia el hall de las instalaciones. Allí había muchas pantallas de televisores que retransmiten todos los partidos desde las cámaras de cada pista. A continuación fuimos a la sala de entrevistas. Había tres de ellas aunque normalmente se utilizan dos. Allí se reúnen los periodistas con los jugadores después de cada partido. Está prohibido filmar dentro (exceptuando la cámara de la televisión francesa nacional que graba siempre). Una de las salas es para los jugadores que han ganado su partido y la otra es para los perdedores. Lo curioso es que hay un cristal en medio de ellas y el jugador perdedor puede ver al ganador desde su sala y viceversa, ya que ambas entrevistas se dan a la misma hora. Normalmente la sala de entrevistas de "perdedores" nunca se utiliza hasta los cuartos de final, a no ser que un "seed" (sembrado, es decir, un jugador o jugadora que esté en una posición alta del ránking) sea eliminado (en el caso de Nadal este año, por ejemplo).
Mientras tanto el guía iba contando un poco más de la historia del centro. En el estadio hay 20 canchas, aunque 4 de ellas s
olamente se utilizan para entrenamientos. Las canchas de tierra batida del Roland Garros están abiertas únicamente durante el torneo y la previa. Normalmente no se vuelve a jugar en ellas hasta el año siguiente. Tan sólo se utilizan para visitantes y turistas.
Otra de las grandes salas del centro estaba llena
de los retratos de todos los victoriosos que poseen al menos un trofeo Roland Garros. Ningún tenista tiene el trofeo verdadero en sus vitrinas. Se llevan un réplica idéntica al trofeo original, ya que el trofeo debe quedarse en las instalaciones.
En la sala de descanso que está con los vestuarios hay varios televisores, mesas, sillas, sillones, etc. Allí los jugadores y jugadoras (cada sexo en su respectiva sala) ven los partidos de sus contrincantes, juegan a las cartas o descansan. Al empezar el torneo la sala siempre está llena de jugadores. A medida que van siendo eliminados poco a poco pierden todo derecho a estar allí. Desde que un jugador pierde un partido, ya no puede volver a la sala ni a los vestuarios. Justo en la final, solo dos jugadores y dos jugadoras pueden quedar en la sala.
Los jugad
ores que pasen la primera ronda se llevan 15.ooo euros, que van aumentando con cada ronda que pasen. El ganador se lleva poco más del millón de euros. Las dos canchas más grandes y más importantes del Roland Garros son la Court Phillipe Chartier y la Suzanne Lenglen. Phillipe fue el cabeza de la federación de tenis francesa y ayudó a poner el tenis en el lugar que le corresponde. La cancha tiene capacidad para 15166 espectadores y es donde juegan los ganadores de años previos y los que están en lo más alto de la clasificación de la ATP o la WTA (en el caso de las féminas).
Suzanne fue la primera fuera de serie del tenis francés. Ganó varios gran slams (incluído el Roland Garros) en los años 20, pero murió muy joven debido a una enfermedad letal. La cancha tiene capacidad para 10068 espectadores.
Ambas canchas son las más importantes del torneo. Ningún jugador que no haya alcanzado al menos los cuartos
de final en algún año previo no podrá jugar en dichas pistas. Únicamente lo harán en las primeras rondas siempre y cuando jueguen con el número 1 o el ganador del año anterior. Son normas internas del torneo.
En los pasillos que llevan a las canchas se ven las paredes llenas de fotos de los participantes del torneo con sus firmas a un lado. Una especie de camino de la fama del tenis. Algo impresionante. Caminar por las instalaciones fue algo que no
se puede explicar con palabras. Impone muchñisimo. Una vez pisado el polvo de ladrillo de la Phillipe Chartier me di cuenta que muy pocas cosas en esta vida me gustan tanto como el tenis.





DEL CUTRERÍO...ME FÍO


Como todo viaje barato y "bajo costo" que se precie, decidí (o más bien no tuve opción) viajar con la compañía Vueling, donde te "vueling" loco. Cualquier exceso de equipaje un sobrecargo y hay que pagarlo (no hay factor suerte que valga). Solamente toleran una mochila de mano, eso sí, con unas ciertas dimensiones que no se pueden sobrepasar bajo ningún concepto. Bolsas plásticas con souvenirs, ordenador portátil o bolso femenino con maquillajes y tampones ya son considerados "equipaje de mano". Los azafatos amablemente te dicen que vayas a facturar o bien la bolsa plástica o bien el bolso de compresas (aunque desde su interior quieren decir: "o tiras la jodida bolsa de mierda, o lo metes en la mochila chunga que llevas como equipaje de mano o te vas a tomar por culo y me dejas tranquilo"). Ellos lo simplifican amablemente con un "lo siento" mientras ponen su mejor cara de "gatito de Shrek".
Como ya es rutina en la compañía, hay un retraso. Primero de 20 minutos, luego de 30 y al final son tres cuartos de hora. Suerte si llegan a decirlo por megafonía, y ni en sueños te lo dirán en tu idioma. Tanto glamour en París con sus boutiques la mar de fashion y su acento parisino super mega pijo y al final nos destierran a la puerta de embarque número 78 (número a recordar, o mejor a olvidar) que no tiene servicio, ni tiendas, ni sitio para comer. Al ver que en la sala vip en la que pasaríamos varias horas no había nada que echarse a la boca, decido intentar salir y bajar a la otra planta. Le pregunto a una policía con mi francés oxidado de andar por casa y me dice (en dos segundos) que no se puede bajar y me dijo (en dos segundos) que no se puede bajar por ciertas razones que ella, y solo ella llegó a entender, porque encima no hablaba "anglais", Si un policía de un aeropuerto de París no "espikininglis", me imagino lo preparados que estarán el resto.
Se escuchan por el altavoz voces guturales que susurran en francés algunos nombres que rezan algo así como "Pego Godigue" o "Iaculata Maguego". Y si se da el caso de que dichas personas son españolas, mayores y unilingües, pues que dios los coja confesados. De repente las frases en francés continúan con algunas repeticiones en inglés únicamente para los oídos más finos, ya que hablaban con un acento francés bastante pronunciado. Nadie se inmuta y otra voz en español bastante básico dice por el altavoz que se cambia la puerta de embarque (encima...). Una vez en el avión, muerto de hambre y cansado, escucho a un español (tan necesitado y útil en el aeropuerto) hablando francés como quien hace gárgaras y no se le entendía nada.
Una cosa es bajo costo y otra muy distinta es incompetencia y descoordinación.

lunes, 20 de julio de 2009

EL HOMBRE SIN COMPOSTURA


Dicen que cuando un hombre pierde la integridad...muere. Yo nunca creí que se pudiese morir por algo así, pero eso era porque nunca lo había llegado a vivir. Hoy sé que sí. No es una muerte física, sino moral, que es peor.
Cuando un hombre pierde la integridad ya no tiene nada. No tiene alma, no tiene cuerpo, no tiene espíritu. Todo ha sido anulado. Si los demás borran la credibilidad, ¿qué es lo que queda? Nada, no queda nada, porque todo se fue en un suspiro. Las verdades enredadas con mentiras y disfrazadas para pasar desapercibidas son un fraude, un fiasco, un boicot. Son una mierda. Llamémoslo injusticia, o suerte, o casualidad.
Sin integridad se puede seguir adelante, pero vagando en espacio y tiempo. Se continúa con un hueco enorme en el interior (como cuando se pierde a alguien, que en eso ya tengo un doctorado) hasta que algo o alguien apuesta un voto de confianza a mi número. Es como la lotería, todos sabemos que está ahí y podemos ganarla, pero tan sólo unos cuantos tienen los cojones de llevarse el dinero. No siempre gana quién se lo merece, sino el más afortunado. Me temo que esta vez tampoco soy yo. Tanto tiempo viendo pasar el tren...y aún sigo pensando que algún día se parará para mí.
Cuando no queda integridad se tira para adelante, sobre todo si se es un luchador nato, como me considero que soy. No se derraman lágrimas (en mi caso porque ya las he agotado todas), pero la tristeza se refleja en la mirada. Los ojos nunca mienten. Es como quedarse de pie debajo del aguacero mientras se sonríe por fuera, aunque se sabe que por dentro no queda nada.
Sin integridad no hay voz, no hay palabras, no hay explicaciones, ya no sirven de nada. Se sentencia de por vida hasta que las circunstancias cambien o bien cuando viene la muerte, o bien cuando viene la suerte.
Los hombres que en alguna ocasión hayan perdido la integridad deberían seguir mi consejo: Respirar despacio y contar hasta diez con los ojos cerrados, porque los caballeros de verdad se guardan todo dentro y nunca pierden la compostura. ¿Existirá la compostura sin integridad?

viernes, 17 de julio de 2009

SLEEPLESSLY


A Raúl le cuesta dormir. Nunca puede hacer siesta y se pasa media hora dando vueltas en la cama sin pegar ojo. Encima le da migrañana cuando duerme poco y no descansa. ¿Pero qué pasa cuando Raúl trabaja de noche, se hace una analítica y se acuesta a las 9 de la mañana? Pues que teóricamente se pondría los tapones y se acostaría hasta las cuatro de la tarde (porque tiene squash, sino se despertaría a las 6 de la tarde).
Pero en la práctica todo cambia. En la vida real Raúl quita el volumen de su móvil, desenchufa el teléfono en su cuarto y se echa a dormir. En la vida real sus compañeras de trabajo (que son unas putas cabronas todas ellas) lo llaman al teléfono fijo que tiene en el salón y no cuelgan hasta el decimonoveno tono. Y así sucesivamente hasta que Raúl, con tapones y todo...se despierta. El gran motivo y la razón de peso era que si quería trabajar un sábado por la tarde. Vamos, un sueño hecho realidad. Obviamente la respuesta era el NO más grande y claro que ha dicho en su vida, agravado por el cabreo que Raúl tenía al no poder volverse a dormir hasta por la noche.
Lo mejor de toda la historia es que las compañeras de Raúl sabían que había trabajado de noche y que tenía la analítica por la mañana...

domingo, 12 de julio de 2009

REENCUENTROS

Típico día normal en el que me cruzo con alguien que hace "mil" que no veo. Una de esas personas que igual no fue mi amigo del alma, pero que significó algo en un momento determinado en el tiempo. Lleno de memorias positivas y buenos ratos. Alguien que siempre he recordado con buenos ojos y que considero una persona verdadera. De esas que no miran hacia otro lado cuando no le apetece saludar a alguien.
En el sitio menos esperado, en el momento menos preciso. Un reencuentro breve con abrazo, puesta al día, sonrisa de oreja a oreja y la alegría de que exista gente como él, auténtica y real. Alguien que mira lo que vales y no lo que tienes. Un tío de puta madre. Y así es él...

LA RULETA DE LA "DESFORTUNA"


Me imagino a la humanidad en una ruleta gigantesca girando sin parar. Desde que nacemos aparecemos ahí, pegados a velcro en la rueda. Poco a poco la vida, el destino, la mala suerte o "algo" va lanzando bolas rellenas hacia la ruleta. Todas ellas contienen enfermedades que van cayendo sobre las personas. A unos les toca un cáncer a los cuarenta, otros cargan el síndrome de down de por vida, también hay leucemia, neumonía, gripes, y cientos de virus de todo tipo.
Algunas vidas son muy afortunadas y no llegan a saborear enfermedades serias a lo largo de su existencia. Tan sólo esperan a que la muerte les llegue cuando les tenga que llegar. Otros muchos perecen durante el camino, o bien viven torturados hasta el final. Se lucha para nada, se gasta dinero en vano y la fe se esfuma por momentos.
Y ahí permaneceremos para siempre, viviendo nuestra vida, ajenos al futuro que nos aguarda. Sin saber si lo que llamamos salud nos acompañará durante mucho tiempo o si esa sábana negra con guadaña nos llevará en algún momento preciso.
Girando y girando en esa ruleta como si fuéramos muñecos de vudú que esperan ser pinchados o golpeados con alguna patraña del destino. Esperamos que nadie que conocemos sea azotado, aunque sabemos que nos encontraremos con algún golpe letal a lo largo de la vida. Tan sólo esperamos que esta vez, o en esta ocasión, no nos toque a nosotros. Sálvese quien pueda...

jueves, 2 de julio de 2009

DEMENTIEV


En la vida, o al menos en esta vida, no siempre gana el mejor, ni el más fuerte, ni el más sabio, ni el más listo. Son un conjunto de cosas que se entremezclan de forma inverosímil, añadidas al factor suerte, mucha suerte, mala suerte o buena suerte. A veces es simplemente "mala pata", otras es "un golpe de suerte" y otras muchas son merecidas. Para ellos y ellas, los campeones, las campeonas. Un campeón no es el mejor hasta que no ha perdido nunca. Ni siquiera esto es suficiente. Hay que saber perder, saber equivocarse, saber aceptar las cosas. No voy a decir que lo importante es participar, porque es el lema de los perdedores, pero sí que me atrevería a decir que no siempre gana la persona que más se lo merece.
Nos pasamos la vida luchando por un sueño, por un logro, por una meta. Quizás también es el mismo deseo de otra persona y solamente uno lo puede conseguir. Es cuestión de bondad, de fuerza, de lucha, de suerte, de azar, de ánimos, de cientos de cosas que se juntan, que se separan, que faltan y que no llegan. O sencillamente que no se tienen, o al menos no en ese momento. Se lucha y se consigue, o se lucha y se pierde. Ante tal derrota, después de asumirla, cabeza alta y lágrimas. No es alegrarse por el ganador, ni sentir pena por el vencido. Se trata de saber ganar y perder. Una de las mayores lecciones de esta vida.
Muchos nos pasamos luchando toda una vida para no llegar a nada. Mientras tanto, en la puerta del vecino vemos todos los triunfos tocando envueltos en alagos y felicitaciones. ¿De qué sirve lamentarse? La vida es así de perra, pero es algo que está fuera de alcance. Las leyendas no se crean de los ganadores que tienen todos los logros, sino que nacen de los luchadores que se quedaron a un paso del camino y lucharon contra viento y marea. Quizás ellos aquel día perdieron, pero en cualquier otro escenario o en cualquier otra época en el tiempo pudieron haber salido victoriosos, pero la suerte les jugó una mala pasada.
Personalmente creo que todos queremos ganar en la vida (quien diga que no miente), pero lo importante es no rendirse y caer a los pies ante nada. No derrumbarse por ver lo injusto que es el mundo. No sentirse inferior por quien está sobre nosotros. No hay que acostumbrarse a perder, sino a aprender a empezar de nuevo. Los caminos son largos, pedregosos, inciertos, pero no imposibles.
Muchas personas que me conocen siempre me dicen que soy el defensor de los casos perdidos y quizás sea verdad. Igual por eso me gustan los más débiles, los que cogen caminos difíciles, los que no tienen tanta facilidad. A mi no me gusta el número uno, sino el dos, el tres, el cuatro. No me gusta quien gana fácil, sino quien lucha por merecérselo. Admiro el espíritu y la fuerza de voluntad. Admiro la constancia y la entrega. Yo también lucho por lo que me gusta y por lo que quiero. He perdido mil veces y me he equivocado otras tantas, pero sigo sonriendo porque sé que la vida tendrá un final, porque no me preocupa dónde pueda llegar a estar, pero sí tengo claro que alguien que estuvo en ella conmigo me quiso, me admiró y me recordó. Y eso me basta.

EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE