EL ROMEO DEL SIGLO XXI

En mi mundo Romeo no debe morir. En mi mundo Romeo crece soportando burlas de todo tipo en el colegio. Por ser amanerado, por ser maricón. En el instituto tenía novia y por las esquinas decían que era una farsa, porque Romeo era maricón. Se reían, aunque más a las espaldas. Pero a Romeo entonces ya no le dolía, porque se comía sus ofensas de postre. En mi mundo Romeo fue a la universidad, se enamoró y lo dejaron tirado como un perro. Solo y sin nadie con quien desahogarse.

Romeo se quedó huérfano de madre a los 19, tuvo que ponerse a trabajar, a cocinar, a limpiar, a arreglar papeles que ni siquiera sabía que existían. Romeo creció a la fuerza, cambió varias veces de trabajo y lo putearon constantemente. Romeo consiguió novio, un lobo vestido de cordero que le ponía los cuernos con su mejor amigo. Romeo sufrió varias operaciones y tuvo un quiste en un testículo. Romeo sobrevivió sin saber por qué. Romeo tiene un hermano ludópata y drogadicto y un padre escrito en el DNI.

Romeo luchó todo lo que pudo por no derrumbarse, por sonreír, por intentar estar bien, por aparentar. Todos dicen que Romeo es un superviviente, que es fuerte, que es constante, pero Romeo se siente vacío. Nadie hace sonar su teléfono, escucha comentarios aquí y allí. Romeo a veces se infravalora, pero no para dar pena, sino porque la vida lo ha puesto a prueba. Romeo no muere, se muere su entorno. Romeo quiere serenidad y tranquilidad.

Romeo pasó por la muerte de uno de sus amigos, aunque Romeo aún no se lo cree. Muchos piensan que Romeo es sólo una maruja burlona y payasa que no tiene sentimientos ni corazón. Muchos piensan que Romeo tan sólo es una marica loca como siempre ha sido. Romeo se ha chocado con mil muros, le han cerrado mil puertas y le han dicho muchas mentiras. Romeo casi muere en un accidente de coche y aún llora por las noches de vez en cuando. Romeo parece cuerdo, pero se siente un desgraciado.

Romeo ahora se siente solo, porque ya no quieren escuchar su retórica más tiempo, porque un año es suficiente para cansarse de él, porque al fin y al cabo no es lo que parecía ser. Romeo quiere buscar eso que le falta, aunque a mitad de camino alguien le dijo: "Romeo, mira qué lejos has llegado en la vida, abre los ojos". Pero Romeo ya estaba ciego y no quiso buscar más. Cuando había dejado de buscar fue cuando vió lo lejos que había viajado...Canadá. Fue a tierras heladas y no encontró nada. No vió nada real, solo arces mentirosos.

Romeo hoy seguirá en pie y seguirá lamiendoses sus heridas infectadas de mentiras. Romeo esperará que se conviertan en cicatriz una vez más, para seguir maquillándolas antes de salir. Romeo no tiene que dar pena, sino ejemplo para no volver a fallar. Romeo está triste, Romeo se va a trabajar.