Lluéveme, inúndame otra vez con florituras. Regálame cielo y tierra, flora y fauna o alguna nota de tu guitarra rota que me convenza animándome a decir que no es la última vez. Vuelve a buscarme entre los riscos, en los callados, guijarros, barrancos.... No necesito escondite porque me verás a través de ojos de extraños o en palabras ahumadas que no se llevará esta vez el viento. Reinvéntate, explícate una vez más con nudos de patrañas, dejando heridas infectadas con mentiras que no llevan a ninguna parte. No hay tiempo de despedidas o lágrimas acumuladas en las esquinas de lugares por los que no volveré a pasar.
Los recuerdos que conservas y que jamás podrás borrar se han marchitado de mi mente como frágiles flores que no pueden resistir en la nieve. Ya ni siquiera puedes mirarme a los ojos sin que sienta ganas de darte un pésame inventado por la muerte de este amor que sepultaste con tus ganas de jugar a ser el más fuerte, el más valiente....el más cobarde. Yo, centrado ahora en vivir una vida que siempre fue mía, aunque robada estos últimos años, no pienso más que en este aire puro que respiro. Pulmones que ya no expiran humo absorbente que viene de ti, de tu entorno, de tus cadenas.... que al hacerme tanto daño me ayudaron a darme cuenta que el oro falso se cae con el paso del tiempo, dando paso a un cobre que ningún pobre quiere robar porque sabe que es más sucio que un vertedero. Y es ahí donde he donado cada una de tus afirmaciones, cartas de amor repetidas con frases diferentes y donde aquella noche pude ver firmemente que no estás hecho de carne, hueso y sentimientos. Estás hecho de maldad que recorre cada una de las partículas de un cuerpo que ya no te mereces porque fueron sus caricias en las que yo creía y no en las tuyas, maldito esqueleto sin alma.
Tantas veces...fueron tantas las veces que engañé por ti, que empeñé cada una de mis dignidades hasta convertirme en un muñeco de trapo sin corazón cosido con remordimientos. Debo confesar que soy yo el único que puede mirarte a los ojos y sonreír por el lastre que se ha quitado de encima. Vería en tus ojos vacíos lo poco que eres y lo mucho que creías ser. Sin embargo, como no puedo dividir mi libertad adquirida en dos...solamente me encontrarás en los listados de personas felices, en los bares de sonrisas sanas, en los libros de amor verdadero y en el viento que sopla tan libre como yo soy ahora...sin cargar con la culpa de tu odio, maldito basurero. No lo intentes porque no funcionará, ya no hay hechizos que me hagan sucumbir. Vuelve a ese infierno del que saliste sin que nadie te viera y conviértete una vez más en la persona que otro idiota querrá...hasta que abra los ojos de verdad.
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