lunes, 5 de septiembre de 2011

LA ESTRELLA QUE HABITO



Miré hacia arriba como quien cierra los ojos…sin esperar nada, pero esperando todo en el fondo. En cuestión de segundos, un corazón destrozado es capaz de atraer cualquier cosa. Y ahí arriba se encontraba. Aquella estrella que brillaba más que las demás. Era tan resplandeciente que centró mi objetivo y no me dejó contemplar nada más. Olvidé mis razones, mis motivos, mi todo durante unos segundos. Rápidamente le puse nombre: “Antires”, así se llamaría a partir de ahora. Sin dudar un segundo me acerqué a ella queriendo tocarla, pero mi timidez tan solo me permitió mirarla fijamente, como embelesado por un hechizo mal hecho. Escuché una voz que me resultaba familiar. Al despertar de mi ausencia la vi mover los labios. La estrella osó dirigirse a mí sin miedo alguno. Yo, una estrella que llevaba días viviendo sin luz propia, a la sombra del resto del firmamento. ¿Por qué yo? Me pregunté. Tartamudeando le contesté de forma estúpida algo que no había preguntado. De repente se creó esa aureola que solo yo pude ver. Era tan especial, tan única que no pude pronunciar palabra en unos minutos. Unos pocos minutos bastaron para darme cuenta que me encontraba ante una estrella peculiar. Antires llevaba historia en sus ojos, agua en sus retinas, lágrimas escondidas en su alma. Una sufridora, justo como yo. Sin embargo, parecía tan alegre a simple vista que me confundía cada vez más.



El tiempo pasaba y nosotras desde lejos hablábamos con destellos, con tonalidades, con colores. Descubrimos que éramos casi almas gemelas, que teníamos los mismos gustos, que veníamos del mismo lugar apenas sin habernos cruzado. Curioso cómo algo tan simple como conocernos podía llevarnos horas que se hacían minutos. La recuerdo perfectamente, aquella risa era encantadora. Sin quererlo revelé mis secretos, conté mis infelicidades, mi mal perder, mi desdicha en el amor, en la vida, en la muerte. Hice una montaña con batallas ganadas, enseñé las medallas al perdedor y me quedé desnudo del todo…sin escudo, sin defensa. Antires me abrazó y me entregó su historia envuelta en lazos rojos ensangrentados, en guerras imposibles de ganar, en sueños que jamás se podrán cumplir, pero recubiertas de un aura de esperanza y ganas de vivir que no se podía igualar. Fue tan poderoso lo que sentí que tuve ganas de vivir, de volver a brillar, de caer en algún planeta como hacía cuando era fugaz. El tiempo, el espacio, todo tenía sentido ahora. Un carácter arrollador que me cautiva, que me encanta, que me hechiza. Tengo tanto miedo que no me veo capaz de acompañarlo muy de cerca, por si lo corrompo con mi torpeza, por si lo humillo con mi maldad, por si lo ensucio con mi verborrea. Me limito a seguir aquí, viendo cómo pasan los sucesos ajenos. Me entretengo viendo estrellas de diferentes intensidades enamorándose. Yo no puedo…


Desde entonces no me veo sino solitaria en mi destino. Quiero estar sola para volver a destellar, a eclipsar, a ser quien yo solía ser. No puedo seguir una luz cuando no puedo iluminar la mía propia, pero ojalá Antires sea capaz de esperar…por si la vida nos vuelve a reencontrar, por si la humanidad decide unirnos al pasar. Estamos a un cometa de lejos, a un suspiro de cerca. Cada noche la veo allí a lo lejos mientras seguimos contando historias absurdas que solo a nosotras nos apasionan. Las boberías que ninguna otra estrella comprende, los chistes que solamente a nosotros nos hacen reír. Miradas cómplices, roces de luz por casualidad, a propósito…escondidos en la oscuridad, pero visibles para los seres humanos. Ahora ya no puedo dormir por la noche, sino brillar sin parar para que Antires me vea, para que se dé cuenta que me estoy buscando, que me quiero encontrar, que de verdad lo intento. ¿Quién soy? ¿Adónde voy? ¿Qué quiero? Se me oscurece todo en la noche, en el día. Los arco-iris me confunden, las nubes me nublan, el sol me ciega. ¿Dónde encuentro las respuestas que necesito? Al igual puedo hallarlas donde me dijo aquel sabio que me visitó algún día… todavía recuerdo su despedida: “todas las cuestiones de la vida se encuentran escritas en las estrellas”. ¿Y mis dudas? ¿En qué estrella estarán?

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EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE