LA VIDA A ZANCADAS

Da un argumento a tus pies para que sigan trotando, tómate un tiempo cuando creas que es necesario desandar los traspiés. Avanza para romper los récords que no batiste o retomar los retos que no cumpliste. Sigue, acelera o detente, retrocede hasta el infinito, respira y toma impulso para volver a ser valiente. Continúa simplemente quemando zapatillas mientras fracasas nuevamente, ¡qué importa! Cumple con la promesa que te impusiste en su día y no impidas que el sol observe tus zancadas al tiempo que tú le guiñas con complicidad los ojos y todo tu cuerpo se sonroja. No des celos a la lluvia y no hurtes al goteo que provoca el parpadeo de tu mirada, pues te la envían las nubes para que descanse el sol y se refresquen tus pasos. No dejes que pasen desapercibidos tus anhelos, no renuncies a la esclavitud del entrenamiento diario, él te conducirá en línea recta hacia la libertad. 

Recuerda pagar la deuda que contrajiste con tu corazón y con tus latidos, ya que es él quien siempre acompasa tus emociones subiendo y bajando tu pulso, y no des excusas a tu voluntad para racanear en la sombra. Si fueron tus inicios titubeantes, si empezaste a correr pensando que quizá en que llegarías muy lejos, a lugares remotos sin esfuerzo, y viste ese reto imposible, no te desanimes y piensa solo en el camino que se te ofrece al frente esperando a que tú lo pises. Y cuando vaciles entre continuar o frenar renueva la ilusión de tus recuerdos y empieza de nuevo sin mirar a tu espalda , y ten presente que la mejor forma de avanzar y mejorar es creer que aún no lograste nada, que está por descubrir, que queda mucho por hacer, ¡nos falta tanto aún por saber!

Corre sin temor a perderte, el mundo es redondo y te devolverá al lugar del que partiste, con más decepciones, sí, pero también con más soluciones. Rescata las sensaciones que quedaron ancladas en tu memoria y haz que revivan. Da vida también a las utopías que quedaron adormecidas por un exceso de delirio. No te castigues con lo que no conseguiste, con las carreras que no ganaste; no lamentes los errores que cometiste, no reniegues de la táctica fallida que te remitió al último puesto, simplemente aprende de todo ello. 

Es lícito flaquear, pero no es de recibo darse por vencido a la menor ocasión, nadie nos dio permiso para echar pie a tierra sin pelear. Tú podrás olvidar los pasos dados, podrás renegar de tu pasado y sentir que fue inútil tu entusiasmo, consecuencia tan solo de una novedad efímera y temporal, pero tus pies sí recuerdan y permanecen atentos a tu ir y venir constante. Ellos han ido donde tú les has llevado, pisando fuerte o pisando liviano según mandaran tus deseos, según dispusiera tu mente, cumpliendo el guión de los pasos que les marcaba. Y ahora tus pies te demandan argumentos para seguir trotando y para calmar sus ansias. Porque añoran una vez más poder una vez más correr una carrera, para escribir con ella una novela, o rescatar aquel argumento añejo para hacer con él una poesía nueva. 

Aurora Pérez (Runner's world)