domingo, 20 de abril de 2014

LOVE & DEATH

Últimamente nado entre océanos de indecisiones que no consigo aclarar. Me debato entre siete mares que no terminan en ninguna orilla clara, y el futuro se torna si cabe más incierto que nunca. Demasiados frentes abiertos en los que perderse. Si miro hacia atrás podría encontrarme con amor y muerte a partes iguales. ¿Cuál de ellos me ha marcado más? No sabría escoger a ciencia cierta, no sería del todo objetivo. Demasiado visceral, demasiado emocional, demasiado frío a la vez...rencoroso, vengativo...un cóctel peligroso que me convierte en mi único y más peligroso enemigo.

La muerte me ha marcado desde que tengo uso de razón. Gracias a ella he aprendido que ciclos se cierran, que cada uno de nosotros tendrá el mismo final, ya sea antes o después. Recuerdo a mi vecino Iván que con menos de 12 años moría tras un disparo de su hermano en la casa de sus propios padres, lo que marcó el final de una familia, recuerdo a mis vecinos Jorge, Leli y Adrián que morían en un accidente de tráfico...este último apenas tenía un año. Los abuelos que nunca tuve porque habían muerto antes de yo nacer, mi tía que falleció cuando yo era un adolescente, mi vecina Esther, mi madre...lo que marcó un antes y un después en mi existencia, mi amigo del alma Julio, que se fue por una neumonía cuando tenía tantas cosas que decir, Gema que murió a los 15 años por las quemaduras de un incendio, Ricardo a los 18, mi tío Kiko...y otros tantos nombres y edades que me hacen acabar en sepelios imposibles e infumables, en ambientes caldeados por las lágrimas. Cementerios eternos e infinitos llenos de flores marchitas de tumbas olvidadas, ramos de flores incoloros del paso del tiempo y nombres indescifrables debido a la erosión del viento. Ahí es donde acaba la andadura de un ser humano, y donde se olvida con el paso de los años. 
Gracias a todos estos años de muertes inesperadas, de enfermedades fatales, de lágrimas forzadas yo ya no le temo a la muerte. Ni ahora ni cuando intentó llevarse a mi padre con un cáncer, ni cuando una vidente dijo que todo saldría bien. Ahora ni la espero, ni la respeto. Que venga las veces que quiera, que aunque sé que tiene que hacer su trabajo yo me encargaré de tentar a la suerte y retar al destino para que vuelva a perder una vez más. Y si al final he de perder...no será por no haber luchado con todas las armas que encuentre.

El amor...que me ha llevado por precipicios imposibles, por arenales infinitos, por sentimientos indescifrables. El amor que todo lo puede me ha roto el corazón varias veces y me ha obligado a mí a hacerlo otras tanta más. Es gracioso que solamente recordemos lo bonito del amor, cuando siempre los finales son más crudos y duros que cualquier otra prueba que nos ponga el destino. Las recuperaciones de un desamor pueden tardar años e incluso no llegar a separarse jamás. El amor vino a mí a los 16-17 años y me duró varios años más con una chica que a día de hoy sigue siendo mi confidente. Sufrí por ella, pero está todo tan lejano que no recuerdo el dolor. Luego todo se trastocó y aparecieron nuevos amores, esta vez hombres que me marcarían de formas impredecibles. Infidelidades con mejores amigos, robos de parejas descaradamente, puñaladas sin piedad... Todo ello adornado de regalos, de besos, de abrazos sinceros, forzados o fingidos (nunca supe diferenciarlos), de declaraciones de amor inventadas, copiadas de libros de texto, robadas de relaciones anteriores. Ex parejas que se convirtieron en gigolós, en don Juanes, en conquistadores que poco a poco labraban caminos paralelos con otros corazones. Yo, muchas veces...el idiota de turno que esperaba y no veía más allá de sus palabras. 
El amor también me trajo historias preciosas, momentos grabados a fuego en mi vida, me llevó al límite y me enseñó que hasta mi lado más gruñón puede ser adorable. El amor me mostró mis imperfecciones y me enseñó a aceptarlas para que otros las adorasen. El amor ha estado presente de muchas formas en mi vida y me ha roto esquemas que llevaba años fabricando. Así de impertinente es el amor, que todo lo puede y a todos nos vence. El corazón se ha convertido en un mero medio burocrático de afianzar lo que el amor quiere decir y yo no me atrevo a pronunciar. No juzgaré sus decisiones, pero muchas veces, el amor...también se equivoca.

Ambos sustantivos han marcado mi vida de muchas maneras. Amor y Muerte se entrelazan para convertirnos en títeres del universo que mueven con sus hilos tan solo con pensarlo. Nosotros, meras marionetas incapaces de controlar los impulsos del cuerpo o caemos a sus pies o llegamos a nuestro final. ¿Qué hacer ante estos casos? Llorar, es el arma más absurda y ridícula que existe, pero así es el ser humano...que llora cuando las cosas no van bien, cuando algo duele, cuando no vemos solución. Yo, mientras tanto...seguiré deshaciéndome de la toxicidad del amor, de sus caprichos incansables y de sus ansias de verme caer una vez más. A ver si en algún momento de la vida, yo mismo, con mi propia voluntad...lo consigo doblegar. 

No hay comentarios:

EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE