El ser humano no es más que lo que puede llegar a comprar. Es un parásito de piel y huesos. Una mente criminal y egoísta. Compartimos vidas, pero seguimos estando solos. Lo que se dice nunca es de verdad, jamás es corazón. El cerebro sigue tramando de las suyas en su interior y acabamos con comportamientos rudos, obscenos y hasta obsesivos. Buscamos cuerpos con los que satisfacernos, llamamos felicidad a cualquier cosa mínimamente buena que nos pasa para darnos cuenta finalmente que es tan inalcanzable como las estrellas.
¿Y si el mundo no girase? ¿Y si todo fuera una mentira? Un mal sueño quizás, un puñado de historias inventadas por una mente dominante que nos controla a todos. Un planeta de seres de colores como los que saca la televisión cuando no tiene nada mejor que ofrecer. Si la vida se detuviera tendría que existir algo más, alguna mala segunda parte que todos critiquen, pero luego vivan con entusiasmo. Un día nos vamos a la cama creyendo ser alguien y al día siguiente no nos despertamos para convertirnos en cenizas en una urna.
Virus que nos atacan, enfermedades que nos acechan, dolores de alma, de colores diferentes, de todos los recovecos de nuestro cuerpo. ¿No es eso suficiente tragedia como para encima ir arrebatando vidas ajenas? Sectas, terrorismo, violaciones, asesinatos, accidentes… que alguien me diga un antónimo que me ayude a seguir viviendo aquí, a querer engordar más kilos y continuar con lo que empecé décadas atrás. ¿Paz? ¿Se trata de eso? Una simple palabra de tres letras me tiene que llegar de forma alentadora para seguir siendo yo. Motivación no conseguida…
Todos hablan de paz, de palomas blancas, de tranquilidad, de manos levantadas, de cuerpos limpios. ¿Dónde se esconde la paz? Yo lo sé…se esconde al final de las guerras, cuando ya no queda nadie, cuando el silencio taladra, cuando las lágrimas impiden seguir viendo, seguir hablando. Ahí se esconde la paz. ¿Eso es lo que queremos? Paz después de guerra no son mis días…definitivamente no lo son. Paz debe ser otra cosa, debe ser evitar, conseguir, alcanzar, llegar, vencer, ganar, ayudar, compartir, repartir, acariciar, abrazar, rozar, sonreír…todo ello junto debe ser la paz. Sin aditivos inventados por poetas, sin frases creadas por católicos, sin alientos desmembrados por científicos.
No me marcharé hasta que no encuentre la paz, la interior, la exterior, la mundial, la final…cualquier tipo de paz, para mí, la única cosa que cuenta. Amor con paz, convivencia con paz, sexo con paz, alegría con paz, conversaciones con paz, cenas con paz, trabajos con paz, monotonía con paz. La paz ha de poder con todo, se ha de escribir en el cielo, con mayúsculas y en las ondas de los estanques, en la sal del mar. Los días deben convertirse en paz, y si nadie tiene la intención de ayudarme…a través de batallas sin sangre conseguiré la paz que necesito. Paz…

No hay comentarios:
Publicar un comentario