domingo, 2 de octubre de 2011

EL CLUB DE LAS MADRES MUERTAS

Existe un club no del todo famoso, pero muy familiar en mi entorno. Se llama "El Club de las Madres Muertas". Las entradas al club no se venden, ni se compran...sencillamente llegan. Nadie sabe por qué ocurre, o quién es el responsable, pero las órdenes se acatan sin rechistar. Recuerdo perfectamente el día de mi ingreso...de hecho, lo llevo grabado a fuego en mi corazón y a tinta en mi carné. Un lunes 15 de diciembre de 2003 a las 2 de la madrugada. Después de un domingo 14 sangriento e inesperado. Un día de horas que no terminaban, de millones de opciones barajándose en mi cabeza dio paso a otro día aún peor. De repente apareció mi inscripción escrita con pluma imborrable y me vi rodeado de extraños en un club del que ni siquiera sabía que existía.

Una vez allí me vi rodeado de extraños. No supe qué hacía ahí, qué significaban todas aquellas caras tristes, las miradas perdidas, los colores apagados, las medias luces, las lágrimas constantes, las lamentaciones al aire. Yo, con 19 años formando parte de una secta en la que no conocía a nadie. Sin instrucciones de uso, sin protocolo a seguir, sin normas internas. Nadie fue capaz de explicarme para qué servía mi estancia en aquel lugar sin puerta ni ventana, sin salida aparente. Sin embargo, allí me encontraba…vacío, inmaduro, ingenuo y vacío, sobre todo vacío. Mi mueca de desconcierto no dejó a nadie desapercibido y empecé a comprender que en aquel lugar tan variopinto solamente había cabida a personas que habían perdido a su madre.

Me encontré con jóvenes, con adultos, con ancianos, con bebés…allí había de todo. Cada uno sumergido en su mundo sin aire, tratando de sobrevivir con la fuerza que encontraban en cualquier cosa. Todo servía para impulsarse. Para mi sorpresa, a una de las personas que me encontré en aquel lugar fue a mi padre, que me contó que él entró en el club desde que nació…ya que su madre murió al darle vida a él. Me contó también que no existe consuelo, que no existe salida, que no existe principio ni vida. Me contó que todos estábamos ahí porque sentíamos el mismo tipo de dolor, un dolor que no se puede imaginar si no se tiene. Un dolor que nadie jamás comprenderá si no lo ha vivido. Un dolor que fue suyo durante más de medio siglo y que ahora sería mío para siempre también.

Llevo más de 7 años en ese club y todavía me pregunto si estoy pagando por algún crimen. Me cuestiono si realmente era yo el que debía estar ahí y por qué. ¿Acaso mi madre no era igual de buena que el resto de las madres? ¿Acaso no se merecía verme crecer hasta que me salieran arrugas? ¿Acaso no existían muchas cosas que debía aprender de ella antes de irse? Parece ser que no… parece ser que tenía que aprenderlas a base de palos, de soledad y de persistencia. Tropezando en piedras, chocando contra puertas, cayendo desde ventanas. Sin aliento, sin respiración. Aprendí a base de palos, patadas y puñetazos. Todas esas lecciones que cualquier chaval de 19 aprende con su madre…los del club las aprendemos a lo bestia, y no por ello las comprendemos.

No deseo a nadie el ingreso en el club, pero no me cansaré de decir que yo tampoco lo merecía. No hay palabras que consuelen, no existen frases prefabricadas para esto, ni lágrimas con abrazos, u hombros en los que llorar. Nadie puede comprender aquí. Si no lo vives…no lo sabes. No sería el que soy sin este carné que me señala a todas horas, pero preferiría ser otra persona con tal de volver a estar con ella unos instantes. Esa es la primera norma que debía aprender…”has de dejarla ir”, pero todavía no la he aprendido. ¿Cómo voy a dejarla ir si nunca llegué a despedirme? ¿Acaso no me echa de menos? Mi nombre, mi pelo, mis ojos…todo se lo debo a ella, todo fue por ella misma y ni siquiera puedo tenerla para compartirlo. Maldito club de la muerte…una de las razones por las que nunca seré padre…es porque nunca dejaría que mi hijo formase parte de este tipo de clubes. Y si sufrir en silencio y llorar por las noches es lo único que queda…que así sea…

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EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE