martes, 5 de febrero de 2013

MI CORDELIA DE LOS 90

Me pido una Cordelia en los noventa. Porque supo poner distancia a tiempo dividiéndose entre dos tierras. Se fue de aquel lugar inhóspito en el que no pudo florecer. Cordelia, como una flor de primavera, necesitaba luz para germinar, para mirar hacia el sol, para ser feliz completamente. Salió de su maceta en busca de un nuevo lugar y finalmente encontró raíz en una nueva tierra. Esta, mucho más húmeda y fresca que la anterior...la vio revivir nuevamente.
El amor no se va, el amor se esconde, se disfraza, se oculta por temporadas, pero en aquel lugar nunca volvería a ponerse. No si lograba controlar sus sentimientos, lo más complicado que existe en la naturaleza. Nadie se imaginaba que la belleza se paga a un gran precio, al precio de la desdicha, de la mala suerte, de la espina en la garganta. ¿Qué es la suerte sino un trébol de cuatro hojas? Nada, la suerte es meramente arbitraria y no sabe de rostros o nombres. No distingue colores ni texturas...así es ella, densa como Cordelia.
La retórica, el arma más letal de toda la paleta, el color más fulminante a la vista, a los oídos, al sexto sentido. Fue ella la culpable de la poca fortuna de Cordelia. Fue dormida, soñada, embelesada despierta y atraída hacia fuerzas invisibles. Personas convincentes, generosas, lógicas que resultaron ser un puñado de mandados recaderos de una mente más retorcida de lo normal. Se desvió del camino huyendo del amor y se metió en un rosal aparentemente en flor, pero profundamente espinado. Una secta que tenía más objetivos que razones, más mentiras que amistades, más absorción que verdades.
Llegó el día de las promesas sobre el papel, de la firma con tinta de sangre, del juramento a fuego en la piel. Cordelia casi muere por bella, por hermosa, por única. Huyó con las neuronas que quedaron sin convencer, corrió con las piernas que no querían ceder, gritó con el hilo de voz que quedaba en sus pulmones...ya cerrados de tan poco respirar. Tanto espacio para tan poco oxígeno. Quedó aquel punto en el que no se puede volver hacia atrás, en el que las decisiones son irrevocables, las consecuencias fatales y la vida...se va en unos segundos.
Cordelia miró hacia atrás y vio un campo de minas ensangrentadas de colores púrpuras envenenados, un pasado turbio con tonos ocres y pastel, un amor destinado a fracasar. Cordelia miró hacia delante y vio un campo sin allanar, lleno de piedras, de agujeros, de oscuridad e incertidumbre. Vio aquello que no conocía, que no le era familiar. Cordelia se miró su vestido viejo desgarrado, metió las manos en los bolsillos y sin dudar un solo instante empezó su camino con un pequeño paso hacia delante. Al final, las piedras del camino siempre servirán para tapar nuevos agujeros que no nos permitan caer. Y los errores...de los errores siempre se puede aprender. Cordelia, sonriente...no se volvió a detener.

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EL COMIENZO NUNCA RESIDE SOBRE NINGÚN PRINCIPIO...

Parecía que nunca nacería, pero aquí está...con una estética forzada y protocolaria. Con un toque propio de esos que te recuerdan a quién pertenece y con muchas expectativas de futuro (para liberar tensiones más que nada). Sin más, pongamos puntos y suspensivos a esto que nace hoy y que nadie sabe hasta dónde llegará....bienvenidos a mi verdad




"LA LOCURA QUIZÁ NO SEA OTRA COSA QUE LA SABIDURÍA MISMA QUE, CANSADA DE SOPORTAR LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO, HA TOMADO LA INTELIGENTE RESOLUCIÓN DE VOLVERSE LOCA"

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE

TODO OBJETO VARÍA SEGÚN LA VISIÓN DEL QUE LO CONTEMPLE