Los periodos empiezan, continúan, se estancan,
terminan…hay algunos que puede que ni siquiera tengan fin, otros no los dejamos
acabar y así se completa una vida llena de etapas que en ocasiones no somos
capaces siquiera de identificar. Yo tuve muchas de estas etapas desde enfadarme
con el mundo hasta adorarlo con pasión. Me he caído, me he levantado y me he
vuelto a caer. Ha ocurrido tantas veces que he llegado a pensar que la vida
solamente sobrevive por las veces que caemos y somos capaces de levantar. Cuando
llega el momento en el que no queremos o podemos mantenernos de pie y nadie nos
ayuda a hacerlo…entonces la vida toca a su fin. Aunque, siendo sincero, creo
que mi fin, sin dependiese de mí, estaría muy lejos. Todavía faltan muchos
lugares que visitar, muchas personas que conocer, y muchos sentimientos aún por
descubrir.
Lo que queda de este año y gran parte del
próximo para mí será una etapa de preparación y de transición. Cambios
importantes, nueva vivienda, nuevos estudios, y un plan de marcharme a otro
lugar. Pienso que me quedan muchas cosas por hacer y aquí ya no soy útil ni
para mí mismo. Hay que avanzar y ver qué tiene deparado el destino para cada
uno de nosotros. Hay más vida después de casarse o tener hijos, hay nuevos
lugares con nombres diferentes, con culturas diversas y con situaciones que
esperan aflorar en cada esquina. Yo nunca he dudado que soy isleño, que el mar
me tira y mucho, los Alisios, sus brisas, los microclimas que tenemos, la
suerte de vivir aquí, pero también he sido muy feliz en tantos otros lugares.
No voy en busca de mi destino porque sé que él, tarde o temprano acabará por
alcanzarme.
Se aprende hasta de estar dos meses sin coche
y de caminar pendientes de una hora para llegar a casa cada día. Se aprende de
muertes cercanas, de enfermedades, de reposos y bajas, de traiciones cercanas,
de chismes que llegan, pero no pueden salir por más que quiera. Se aprende de
momentos, de tener sobrinos en vez de hijos, de replantearme ser padre en
situaciones inverosímiles, de sacrificar lo que tengo por lo que quiero, de ir
por caminos erróneos, de caídas sin red debajo. Se aprende de tantas formas que
llegó un momento no hace mucho que pensé que me iba a estallar la cabeza y
saldrían todas mis lecciones ya aprendidas por los aires. Me veía viendo al
resto de humanidad cogerlas con las manos y aprovecharse de ellas. Sin embargo,
aquel mal sueño, hoy me parece otra lección aprendida y sé, que mientras mi
cabeza siga cuerda y yo me mantenga recto…todo lo vivido…nadie podrá alejarlo
de mí.
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